Después de fusilado no vale

 
 
Mas que el Ejército en batallas libradas en buena lid, fue la reacción peninsular la causante de numerosas muertes ocurridas en Cuba a lo largo de la Guerra por la Independencia.
No fueron solo los cubanos las víctimas de la represión o ni siquiera los patriotas de otras naciones, incluyendo aquellos españoles que lucharon al lado de nuestro país.

Hubo también mucha maldad que atrapó en su engranaje a españoles fieles a la corona.
Uno de los más famosos casos ocurridos e n Cuba durante esa época tuvo lugar cuando el 28 de abril de 1876 fue fusilado en Camagüey nada menos que el reaccionario capitán de voluntarios y regidor del Ayuntamiento, Don Miguel, Acosta Brañanao, quien para su desgracia fue personaje de muchas fortuna y usurero.


Les diré que Acosta fue fusilado bajo la acusación de colaborar con los insurrectos, delito que entonces y mucho menos después, pudo ser probado. En ultima instancia fue el Teniente Gobernador de Puerto Príncipe, Don Antonio Ampudia, quien determinó se le pasara por las armas sin miramientos de causa.

El escándalo originado por la protesta del Cuerpo de Voluntarios y los comerciantes españoles de la ciudad fue tan sonado que llegó a oídos del Capitán General de la isla, quien dispuso una cuidadosa investigación de los sucesos.

Fue entonces cuando se conoció que el desdichado oficial fusilado, había prestado en reiteradas oportunidades elevadas sumas de dinero no solo al Teniente Gobernador Ampudia, sino también a otros muchos militares y funcionarios influyentes en la ciudad, colocando intereses leoninos y exigiendo la devolución de esa plata

 No tardaron los investigadores en comprobar que aprovechando alguna oportunidad, los deudores se confabularon y levantaron una falsa acusación contra Acosta, quien fue detenido y fusilado precipitadamente.

Por supuesto que aquel hecho le costó el relevo a Ampudia, al igual que los restantes implicados en el crimen, pero por ser todos "personas de bien" fueron designados a otros territorios de ultramar o devueltos España.

Al final fue el Capitán General de la isla de Cuba quien tuvo que sacar la cara y extender excusas a los familiares del fusilado, señalándoles en documento oficial, que ocurrencias como aquellas no volverían a pasar, a la vez que lamentaba la pérdida y pedía disculpas por el error cometido. En verdad esas disculpas de poco valían pues hacia ratos que el oficial estaba muerto y enterrado.

De allí surgió entonces la sentencia camagüeyana que dice "Después de fusilado no se vale", lo que aquí aplicamos cuando se hace referencia a algo que llega con demora o cuando alguna cosa ya no vale la pena.

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