La leyenda del Caricortado



Entre las muchas leyendas lugareñas de Santa María del Puerto del Príncipe, una de las más fantásticas es la del Caricortado, tema recurrente en nuestra ciudad para las temporadas de lluvias cuando nuestros dos ríos fundacionales salen de sus cauces e inundan las zonas bajas de la ciudad.

En las noches de veladas era común en esos días de lluvia reunirse las familias a conversar a la luz del quinqué o las velas, revivir recuerdos y dar curso a la fantasía en relatos y leyendas asustando a los más pequeños y atemorizando a las jóvenes. Porque, según decían, aun el Caricortado tocaba de puerta en puerta en esas noches tormentosas en busca de su casa , arrastrada alguna vez por la furia del río. 
 
Lo interesante que esta leyenda es muy parecida a otra que circula en la vieja ciudad de La Habana, y donde se habla del Conde Barreto, aquel mal hombre que justo al morir, cuando se encontraba ya en el ataúd, se desató un ciclón cuyas aguas inundaron todo el entorno de tal manera que el sarcófago fue arrastrado... hasta el sol de hoy.

La leyenda camagüeyana ubicada en el siglo XVII es parecida, solo que nunca se ha sabido el nombre del Caricortado, cuyo mote, según el relato, le venia por una larga cicatriz que le cruzaba la cara de arriba a abajo. Era, eso sí, un rico esclavista, propietario de vidas y haciendas y figura prepotente en nuestra Santa María del Puerto del Príncipe, quien incluso vivía solo con sus sirvientes, pues su esposa e hijos le habían abandonado. El residía en una antigua casona situada, dicen, al final de la calle de La Reina, actual República, y por el entorno de la plazuela del puente de La Caridad, inmediata al río Hatibonico, lugar que por aquella época era un importante paso del Camino Real de Cuba hacia el oriente del país. 

De el se cuentan cosas terribles, crímenes y abusos sin ley en la villa y las muchas oportunidades en que decapitó esclavos para colgar sus cabezas dentro de jaulas de hierro a las barandas del puente de La Caridad y tal era el espanto que no pocas personas evitaban cruzar ante las puertas de su vivienda siempre manchada de costras de sangre humana.
 
Pues bien, según esa leyenda recogida por crónicas más antiguas, dicen que este personaje enfermó de gravedad en el preciso momento en que un huracán comenzó a azotar la región central de Cuba. Sacando cuentas con algunas notas meteorológicas archivadas, he llegado a la conclusión, que la parte verídica del suceso que dio origen al relato debió suceder entre 1844 y 1854, periodo climático muy activo en el que se presentaron al menos ocho ciclones de gran intensidad, uno de los cuales, el de 1844, fue el muy mencionado Cordonazo de San Francisco, que inundó por completo la ciudad como pocas veces se había visto. 
 
Añade el mito que cuando la tormenta se encontraba en su peor momento, un gran coche negro salido nadie sabe de donde recorrió la ciudad hasta detenerse a las puertas de la casona donde vivía el Caricortado y de el descendió un hombre embozado, quien tocó con violencia a las puertas de la residencia. Cuando un sirviente esclavo abrió, el recién llegado le dijo que estaba allí para curar de su mal al enfermo.

 El esclavo, creyendo que era el médico, le condujo con un farol en la mano hasta la alcoba del afectado, llegando el extraño visitante hasta el lecho del enfermo débilmente iluminado por varias velas. Pero lejos de hacerle las preguntas de rigor que se supone hace un Galeno, le llamó a gritos varias veces por su apodo de “!Caricortado!...........!Caricortado!" .

Cuentan además que cuando el hacendado abrió los ojos sorprendido, el recién llegado se despojó de su capa y le dijo, “¿Me reconoces, verdad?........ ¡He venido a buscarte!" Y que el Caricortado, dando un terrible grito de espanto murió entre horribles contorsiones al tiempo que toda la vivienda se desplomaba y saltaba en pedazos, mientras las aguas del Hatibonico la arrastraban hasta los cimientos, sin dejar absolutamente nada de ella. Tampoco nunca se supo del extraño personaje y su coche.

Hasta allí la leyenda, que pasando de una a otra generación fue enriquecida, adobada o adornada a gusto del narrador. La leyenda del Caricortado, es junto a la del Aura Blanca, la Cruz de Sal o Dolores Rondón, entre otras, parte del patrimonio de nuestra fantásticas y enigmáticas tradiciones lugareñas.
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1 comentario:

  1. me gustado la narrativa, un cuento dramático si los hay, claro y conciso. A todos los de allí los saluda José López Romero, de la provincia invencible de Santa Fe, tierra donde nació Don Ernesto Guevara. https://juntahistorias.blogspot.com

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