Cinco plazas camagüeyanas



 
  Con cada aniversario de la ciudad (2 de febrero) es costumbre, a las seis de la mañana, tocar la diana mambisa, llamado de corneta con el que en los campamentos insurrectos, durante las guerras por la Independencia, se ponían de pie o iniciaban la marcha.
En nuestrta ciudad se escogieron cinco de las plazas emblemáticas por su antiguedad en el conjunto urbano y sus historias vinculadas al desarrollo de la población.





Hojas sueltas



---Según las crónicas, la primera campana recibida en la villa de Santa María del Puerto del Príncipe llegó el 8 de enero de 1519. La pieza era de una aleación de cobre y pesaba cuatro arrobas, tenía además grabada una inscripción que decía “Sta. María, 1518, Sevilla”. Esta campana se perdió en los vaivenes de la historia de la villa.
---El 3 de julio de 1664, a tambor batiente, se anunció por las calles de la ciudad que por Decreto Real se concedía el titulo de Don a toda persona que fuera blanca y demostrara limpieza de sangre, además de pagar de 200 a 800 pesos según el tiempo que deseara disfrutar del titulo.

---El primer ciclón del que se tienen noticias, al menos de manera oficial en el territorio camagüeyano según las actas capitulares del Ayuntamiento de Puerto Príncipe, data de octubre de 1712. De el se dice que destruyó todos los caseríos de la Sierra de Cubitas, incluyendo Banao que era la cabeza de ese Partido.

La onda del trigémino en Cuba



!Hace años en mi término, / me encontraba paralítico,/ y me dijo un hombre místico / que me extirpara el trigémino!.
Suelta la muleta y el bastón,/ y podrás bailar el son.
Suelta la muleta y el bastón. / y podrás bailar el son”.

 Miren, acabo de escuchar una grabación realizada allá por el 1930 e interpretada por el Trío Matamoros. Se trata de El Paralítico, son alegre y pegajoso que ha llegado a nuestros días tan fresco como la primera vez.

"!Suelta la muleta y el bastón/ y podrás bailar el son!"

En verdad que hasta aquel año por lo menos, en Cuba, nada había llamado tanto la atención, luego del cometa  Halley,y La Macorina como aquello de las fantásticas curas realizadas por el médico español Fernando Asuero y Sáenz de Cénzano, nacido en San Sebastián, España, el 29 de mayo de 1887.
Asuero procedía de una ilustre familia de cirujanos en la que destacó especialmente su abuelo,Vicente Asuero y Cortázar, que fue catedrático de Terapéutica General,
Farmacología y Arte de Recetar, y médico personal del rey consorte Francisco de Asís,por lo que no es de extrañar que su nieto Fernando se decantara por esta profesión formándose en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid, primero, y en las de París y Cambridge,después.