Lanzar un cubo de agua a
la calle mientras las campanadas de las iglesias marcan las doce de
la noche, o tal vez mirar dentro de una palangana con agua para
escudriñar el futuro, meter dinero en los zapatos o comerse doce
uvas. ¿Puede alguno de nosotros decir cuántos ritos seguimos como
tradición en el tránsito del año viejo al nuevo?.
Para el cubano, las
fiestas navideñas nunca tuvieron “periodo especial”. Aun en las
etapas más difíciles aprendió hacer de tripas corazones y reunido
en familia festejó las renovadas esperanzas de que al año siguiente
las cosas estuvieran mejor.