CXLIV aniversario de la batalla del desfiladero de Hinojosa.



Cuando la extrema vanguardia comenzó a trepar por el tortuoso trillo hacia el desfiladero, eran las once de la mañana del lunes 23 de febrero de 1869.
 Aun hoy, 144 años después, el eterno silencio que antecede a las tormentas parece envolver esa misma geografía de diente de perro y bosques umbrosos.

Hacia dos días que la columna española, compuesta por unos 3 500 soldados de todas las armas comandados por el brigadier Don Juan Lesca Fernández, marchaba con la certeza del inmediato encuentro con los insurrectos en el difícil paisaje de la Sierra de Cubitas. 
 
Hasta esos instantes mucho costó a Lesca legar hasta las estribaciones cubiteras, hostigado desde el instante de su desembarco en el puerto de La Guanaja y hundido en las ciénagas costeras jalonando de muertos y heridos su marcha hacia Santa María del Puerto del Príncipe, con la encomienda de romper el cerco que atenazaba la ciudad de bloqueada por las fuerzas cubanas casi desde los inicios de la guerra.
 
 
Como para aquellos momentos a la columna española le era imposible retroceder y el forzado paso a través de Cubitas era un seguro y desventajoso encuentro con el enemigo, el Brigadier seguramente estimó costear la sierra para ir a salir al estremo oeste y retomar la marcha por el Camino Real de Cuba para llegar a Puerto Príncipe por aquella ruta, libre de toda amenaza

!!!Aquellas recetas médicas!!!



Estaba pensando en que hoy cualquier criollo te habla de medicamentos y tratamientos médicos con la soltura de un máster en la materia. Y es que en eso de diagnosticar enfermedades y emitir recetarios, pocos le ponen un pie delante a los cubanos, quienes por lo general creemos que nos las sabemos todas.

Claro es que hoy tenem os tanta la información y tanta la cultura sanitaria que ahora todo nos parece la cosa más natural del mundo, sin embargo hace muchos años las cosa no era así y los médicos, boticarios y curanderos, que también eran sangradores, sacamulelas, barberos y hasta comadrones, tenían a mano solo un puñado de medicamentos, buenas intensiones y algo de suerte.

Enigmas en nuestras historias lugareñas.




Puede que no haya algo tan complicado en la historia local como el propio nombre de nuestra ciudad de Camagüey. Eso, sin contar fechas de fundación, trasiegos, encuentros con piratas, convivencia con bucaneros y esa enigmática sinrazón de convertirse de pueblo costero a mediterráneo por el gusto, parece, de encerrarse sobre sí misma.

ó tanto a Cristóbal Colón la bahía descubierta al poniente de su ruta mientras costeaba el archipiélago de Cuba durante el primer viaje al nuevo mundo, que para distinguirla de otras ya conocidas, se la dedicó a Juan de Aragón y Castilla, Príncipe de Asturias , el segundo de los cinco hijos de los reyes españoles Fernando e Isabel, que para aquel 1492 tendría 14 años de edad.