El
viernes 21 de mayo de 19219 la ciudad de Camagüey despertó
sobresaltada,
Cientos
de personas comenzaron a congregarse en torno al parque Agramonte y
la policía acordonó el lugar.
Bien
pronto se supo lo insólito. La estatua ecuestre del Mayor General
Ignacio Agramonte, aquella que fuera inaugurada hacia apenas siete
años, había sido profanada.
Hipolito
Lázaro, el guarda parque y humilde recogedor de basuras del lugar,
quien de nuncio el hecho apenas lo conoció, fue detenido e
incomunicado, y por supuesto amenazado con una buena tunda de palos
si no aclaraba los pormenores del suceso del que se sabia fue
testigo.