Las
críticas que por su música y los estilos de sus bailes hacen
algunos a la juventud de cada época, no es cosa nueva.
Debió
suceder cuando el areito cambió de tono y se convirtió en minúe
acompasado y desde allí al vals, al danzón, al bolero, al pilón,
al patacón pisao y así hasta lo infinito. Y aunque que existen
ritmos que duran más que otros, siempre, como toda moda, son
efímeros aunque en un tiempo hayan “arrebatado” Por
ejemplo.vamos a ver, ¿quién se acuerda ya de la zardana, la mazurca, o del
mozambique, o del botecito, o del pilón, y qué me dicen de la
múcara?
Es
verdad que hay mucho de esa música que aun suena, pero ya forma
parte de extrañamientos musicales.