Siempre aparecen entre los papeles de mi gaveta páginas sueltas que a lo largo de años han reunido notas, párrafos, retazos sueltos de vivencias, recuerdos y referencias que reunidas, pueden algunas de ellas conformar el inicio de historias hasta ahora no contadas. Sola tiene una buena carpeta de estos apuntes.
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Ayer como quien dice. Espigada y siempre sonriente. Humilde. No la recuerdo de otra forma. Flérida Galván Argüelles, mi colega desde octubre de 1956 cuando en las aulas de la Escuela Profesional de Periodismo Walfredo Rodríguez Blanca, en Camagüey, comenzamos hacer nuestras primeras armas en la profesión. De entre el grupo de los estudiantes más jóvenes nos sacaba la ventaja de su experiencia porque Flérida era, ya con años de labor y a pesar de su juventud, la corresponsal en Sola del periódico El Camagüeyano, y ese rotativo era el más importante de nuestra provincia. Desde Sola llegaban cada día a la redacción notas, informaciones y crónicas del quehacer de una comunidad por entonces perdida en el polvo rojo de las veredas cubiteras. Era tan profusa su correspondencia que por un tiempo se le facilitó una sección bajo el titulo De Sola, a donde iban a parar lo mismo las incidencias de un bautizo que una alcantarilla rota, una bronca callejera o la solicitud de presupuesto para una escuela. Luego de 1959 ya estaba de corresponsal para Adelantey por entonces era la única mujer de la provincia en atender una corresponsalía. De ella guardamos los buenos recuerdos de una época y su avispada forma de hacer periodismo de calle sacando noticias de donde parecería que no las había.