Reunido
en la finca San Luis a principios de mayo con revolucionarios
procedentes de San Miguel, Guáimaro, Las Minas y Cascorro para
ultimar los detalles del alzamiento contra el gobierno peninsular que
se realizaría en la sabana de Guanamaquilla el 1 de julio, supo
Joaquín de Agüero y Agüero que el Teniente Gobernador de Santa
María del Puerto del Príncipe, Mariscal Lemery había ordenado la
detención de numerosos camagüeyanos al ser descubierto el
movimiento de la la Sociedad Libertadora
Las congas camagüeyanas y notas a su historia.
Entre
los años de 1920 y 1930 se produjo en la ciudad de Camagüey un
importante fenómeno cultural para el desarrollo de nuestra cultura.
Eta fue la década en que las agrupaciones congueras se sumaron
definitivamente a los desfiles y paseo del San Juan.
Con
independencia de las fiestas populares de otros pueblos y ciudades
del país, en Camagüey los cabildos de negros libertos asentados en
la periferia de la población, barrios de indios, como se les
llamaba a estos asentamientos suburbanos, organizaban toques de
tambor o congas, atendiendo cada cual a sus etnias, entre estas
aquellas procedentes de Dahomey, el Congo, Angola o Guinea.
Algunas historias de la flora principeña.
Junto
a las historias cotidianas tejidas a lo largo de medio milenio en
Santa María del Puerto del Príncipe, no solo aparecen las
personalidades que marcaron épocas y cada una atemperada a su
tiempo, hubo igualmente personajes que entretejieron leyendas y
anécdotas en la población o quedaron de alguna manera fijadas en
las páginas de los periódicos y la memoria de las gentes.
De
estos últimos se podría hablar de Ginebrón, aquella tosca mujer
bebedora de trago largo que originó más de un reyerta pública con
la policía, o “El Resbaloso” aquel rescabucheador antológico
nunca identificado. Pero tuvimos en esa galerías ejemplares de la
fauna como el aura blanca, el sinsonte principeño o las guineas de
Cadiz.
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