Como durante la sesión alguien recordó que el local que ocupa la biblioteca es el fondo de la vivienda donde radica el Círculo de Trabajadores, se originó un debate sobre si ese Circulo era quien debía o no de correr con los gastos, pero en ese punto Cedrés dijo que al menos el Ayuntamiento se ahorraba el pago del alquiler del local de la Biblioteca, ya que los trabajadores habían dotado a la instalación cultural no solo de vivienda, sino que en sus posibilidades ayudaban a su mantenimiento.
Entonces se descubrió que aunque existía en verdad el local destinado a la biblioteca, esta no tenía empleados, ni libros, ya que presupuestos otorgados en años anteriores no llegaron a La Avellaneda y desde hacia mucho sus dos trabajadores fueron cesanteados, estos, sin embargo, se mantenían en sus puestos gracias a que el Círculo de Trabajadores entregaba una asignación de cinco pesos a las personas a cargo de la biblioteca.
Por su parte el también concejal Carlos Salgado, del Partido Liberal, dijo que aquello en realidad iba a ser un despilfarro, pues era sabido que a la ciudad no le hacía falta ampliar su biblioteca y que estaba comprobado que nadie asistía a ella, por lo que ese crédito no se debía malgastar, sino ser asignado a pagar los jornales por reparaciones en la calle de Cisneros y la tapia del cementerio, obras que aun se debían.
El edil Cedrés le replicó que por lo menos, al concederse el presupuesto pedido para la biblioteca le quedaría limpia la conciencia y nadie podría situarlo junto a los cafres e ignorantes que hoy comprometen la cultura de los ciudadanos.
Finalmente para atender la propuesta del concejal auténtico los ediles acordaron conceder un crédito de 100 pesos por una sola vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario