Camagüey, 19 de agosto de 1922; En la tarde de ayer el ciudadano Mario del Cueto, blanco, mayor de edad, desempleado, sin instrucción y vecino de Owen 22, compareció ante la carpeta de la segunda Estación de la Policía, sargento de segunda Sixto Ferrer, para levantar una nueva denuncia contra Nitrato. Refirió el ciudadano Ferrer, que hallándose en la esquina de Jesús María y Callejuela vendiendo en su carretilla plátanos verdes, boniatos y lechugas, con un valor total de tres pesos, fue atacado por Nitrato, quien no conforme con volcarle la carretilla y agredirlo, se comió parte de aquellos productos, dándose posteriormente a la fuga.
Como se sabe por denuncias anteriores, de la que nuestra página policial se ha hecho eco, Nitrato es un chivo sin domicilio reconocido, de edad avanzada y raza indefinida, color carmelita y gris, con grandes cuernos siempre dispuesto al atraque, y residente de costumbre en los hierbazales de las quinta La Norma, al final de la calle San Esteban. Este animal ha sido protagonistas de más de un incidente que incluye una larga lista de delitos, entre estos hábito de asaltos en la vía pública, robos de ropas de camas y camisas en diferentes viviendas.
En ese propio mes la policial determinó actuar contra Nitrato, por lo que el pasado 8 de agosto fueron enviados con la orden de captura los vigilantes números 423 Aquiles Crespo y el número 445, Esteban Cruz, ambos de la Primera Estación, quienes sorprendieron a Nitrato haciendo de las suyas en una cuartería situada al final de la calle Calixto García.
Según consta en el acta levantada de primera mano en el cuerpo de guardia del Hospital de Emergencias de Camagüey, los agentes del orden al tratar de realizar la detención del chivo, fueron atacados por éste, recibiendo el vigilante Crespo heridas y contusiones en las piernas y un gran golpe en la cabeza, que le dejó tendido media hora, producto de una caída mientras huía de la embestida del chivo. Por su parte el agente Cruz fue atendido de una cornada en el muslo izquierdo por la que recibió siete puntos. Otros dos vecinos, Lázaro callejas y Pedro Caridad Gregorich, que trataron de intervenir en la captura fueron atendidos con contusiones y excoriaciones leves.
En esa oportunidad se levantó tal revuelo, que la prensa local se hizo eco del asunto e inició una campaña a favor de Nitrato, exigiendo se le dejara en paz porque, “Es ridículo que con tantos asuntos a resolver en la población, la policía se dedique ahora a perseguir con inusitada crueldad a infelices chivos cuyo único pecado es defender su libertad”.
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