El amanecer del sábado 5 de octubre nos
sorprendió en la redacción donde desde la noche antes nos fuimos
reuniendo a medida que se multiplicaban las noticias del ciclón que
desde el este batía al oriente de nuestro país.
Las noticias trasmitidas por la Central
Meteorológica y Geológica del Caribe, con sede en San Juan, Puerto
Rico, y desde el Centro Nacional de Huracanes, en Miami, eran
alarmantes, vientos sostenidos de hasta 233 km/h (categoría 4 en la
escala Saffir-Simpson) y precipitaciones
torrenciales, sumaron record en Haiti, con crecidas y deslizamientos
de lodo matando 5 mil personas.
En Camagüey la lluvia intermitente de días
anteriores aumento de intensidad y el cielo encapotado en remolinos
de nubes bajas se monto sobre una oscura linea de tormenta avanzando
desde donde debía salir el sol.
En su errática trayectoria el huracán
Flora, formado hacia menos de una semana atravesó el Paso de los
Vientos para penetra en territorio cubano el 4 de octubre, e iniciar
un camino por el norte de Oriente, luego al sur, este, de nuevo oeste
para sal;ir al golfo de Guabanayabo, entrar de nuevo en tierra
cubana, cerca de Santa Cruz del Sur con vientos de 140 kilómetros
por hora, y retrocede al nordeste para pasar sobre Las Tunas y
Holguín por donde salio finalmente al mar para alejarse hacia el
Atlántico. Este ciclón se caracterizó por las torrenciales lluvias
que le acompañaron, las cuales provocaron inundaciones de terribles
proporciones en el país originando la muerte de unas 2 mil personas,
así como grandes daños materiales
En la ciudad de Camagüey se produjeron
inundaciones nunca antes conocidas sumergiendo la casi totalidad de
los barrios periféricos y aislando por completo el centro urbano de
la población. Al atardecer de ese día cuatro el ultimo jvehíiculo
que entró a la ciudad fue un equipo de Adelante que logro cruzar
sobre el puente Caballero Rojo ya sumergido. La sorpresa de las aguas
hizo difícil y a veces inútil las operaciones de evacuación ya que
al quedar aislado el centro de la ciudad y cortadas las
comunicaciones en muchos lugares era del todo imposible llegar a las
decenas de barrios bajo las aguas
El día 5 pareció haber respiro pues el
tiempo mejoró mientras el Flora se internaba por el Guabacayabo
hacia el oeste, pero esa tarde un avión caza huracanes alerto el
giro que estebaba realizando la tormenta enrumbando hacia la costa
sur camagüeyana, para pasar, dijo, por un punto próximo a Santa
Cruz de Sur en horas de la madrugada del lunes 7.
Mientras, en el propio edificio de
Adelante, entonces en el Callejón de Fínlay, nos instalamos de
forma permanente y aunque debido a la falta de electricidad la ciudad
se había paralizado, se trataba de llegar al borde del agua a
hospitales y puntos de evacuación reuniendo fotografiás y trabajos
redactadas de estas salidas a un perímetro urbano cada vez mas
reducido.
Cuando aun bajo una fuerte lluvia al medio
día del lunesj 7 con el Flora en dirección de cruzando por el sur
de nuestra provincia para avanzar sobre Las Tunas y Holguin, el
Ejercito Rebelde dispuso una urgente operación de socorro hacia las
poblaciones costeras camagüeyanas del norte y el sur, sumando
Adelante dos equipos de periodistas en esta misión cuando aun no se
sabia que podria suceder desde esta hora.
Nos toco unirnos al contingente integrado
por una caravana de numerosos camiones militares cargados de
mercancía, medicamentos y personal medico. enviado hacia la región
de Nuevitas, El equipo de periodistas estuvo formado por Armando
Boudet, y el fotógrafo Orlando González, bien conocido como
“Caballo loco” .
Muy difícil y peligroso fue romper el
bloqueo del rio Hatibonico en la avenida al aeropuerto en una
inundación sostenida desde el reparto Saratoga al reparto Lenin. La
inundación encontrada en El Salado, entronque a Santa Lucia nos
mostró un paisaje sobrecogedor, como si la bahía toda se hubiera
volcado tierra adentro llevando las aguas mas allá del horizonte .
Nada era visible, ni una casa, una cerca, ni siquiera se sabia donde
estaba la carretera por lo que para poder avanzar fue necesario que
varios dispuestos soldados con el agua casi a la cintura, marcharan
por delante marcando la ruta de la caravana. Ese tramo duro mucho
tiempo y a Nuevitas entramos al atardecer bajo una fuerte tormenta e
hicimos noche en los portales del edificio del Partido, situado
inmediato al parque central.
Al siguiente día Boudet regreso a Camagüey
con un resumen de lo sucedido en el territorio y nosotros, junto al
fotógrafo, nos incorporamos la columna de carros anfibios dirigidas
por el Comandante Lawton, que iban a tratar de llegar a zonas
incomunicadas en la costa de nuestra provincia y Las Tunas. Hacia San
Miguel entramos por el Salado y en cada caso cruzar ríos y arroyos
resulto sumamente peligroso lugares donde en mas de una ocasión los
anfibios fueron arrastrados por las aguas y solo la presencia de
animo de los conductores evitaron tragedias
San Miguel, El El Carmen, Camalote y
decenas de bateyes estaban bajo las aguas mientras cientos de
vecinos, impresionados aun por un huracán que sorprendió a todos,
se refugiaban en los techos de algunas viviendas y en lugares altos
rodeados todos por las aguas. Para esta hora, tres de la tarde del
día 8, no llovía y el Fora se alejaba Atlántico adelante dejando
riadas de cadáveres dispersos entre los arboles, los manglares,
enredados en las cercas o semi sepultados por el lodo.
Junto a la bahía de Nuevas Grandes
abordamos una goleta que no se como se había refugiado en ese
escondido canal y en ella decidimos el regresó a Nuevitas. En alguna
parte han de estar las fotos que hizo nuestro compañero, cadáveres
de personas y animales arrastrados hacia el mar por las inundaciones
de tierra adentro, restos de viviendas, muebles, todo impulsado hacia
el infinito mientras el trueno de las aguas que llegaba desde tierra
parecía resonar en el fondo del mar.
Dos días después estábamos en la ciudad
de Camagüey. Una ciudad como distinta. Cubierta de fango, muebles y
ropas en calles y aceras tratando de secarse al sol, avenidas
desgajadas, pero con la presencia de gente dispuesta y viva para
recomenzar otra pagina. De la redacción luego del reportaje y los
pies de fotos me fui sin querer ir a mi casa. Mi familia evacuada, no
estaba. Yo también tendría que recomenzar, porque entonces yo vivía
en el reparto La Norma, justo a la orilla del río Hatibonico.
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