En
Dolores Rondón puede que haya una historia y una leyenda, o tal vez
dos leyendas que el tiempo ha superpuesto. O una leyenda para salir y
otra para estar en la casa.
Todos
esto fuera fácil de comprender si se tuviera la certeza de que
Dolores Rondón existió en realidad.
Esta,
dicen, es la historia oficial.
En
la calle Hospital, entre Cristo y San Luis Beltrán, en a barriada
del Cristo, nació a inicios de la primera parte del siglo XIX
Dolores Rans Rondón, hija del catalán Vicente Rans, acomodado
comerciante y propietario entre otras cosas, de la tienda de tejidos
Versalles, ubicada en la calle Candelaria, próxima a la plazoleta de
Paula.
Poco
se sabe sin embargo de la madre, a no ser que era una hermosa mulata
de apellido Rondón.
Como
Dolores fue hija extra matrimonial de Don Vicente, esta fue inscrita
y bautizada utilizando solo el apellido de la madre según la
costumbre de la apoca, aunque hay indicios de que el padre se ocupo
de esta familia e incluso, al morir lego una buena herencia a su hija
natural.
La
joven creció en el barrio del Cristo, en medio de una vecindad
constituida en su mayoría por negros y mulatos, trabajadores unos y
esclavos libertos otros, pero gente muy unida, alegre y brava. Por
supuesto que la hermosura de Dolores hizo fama y no le faltaron
pretendientes.
De
la muchacha vivió enamorado un vecino del barrio, el mulato Juan de
Moya y Escobar, barbera con alguna instrucción, aficionado a la
poesía y con autorización para ejercer la medicina, sacar muelas y
aplicar sanguijuela, cosa entonces muy de moda.
Sin
dudas que ambos sostuvieron relaciones, pero finalmente Dolores, tal
vez influenciada por su padre que deseaba asegurarle un buen futuro,
se casó con un oficial del Ejército Español, quien le doblaba la
edad, mudándose el matrimonio para una vivienda en las inmediaciones
de la plaza de San Francisco. A partir de allí Dolores comenzó a
frecuentar el Casino Español y alterno con la mediana burguesía
lugareña.
Finalmente
la pareja viajo a España, pero las cosas ni salieron bien, Dolores
enviudo a los pocos meses y en breve dilapidó los bienes de su
marido, por lo que solo gracias a amistades y esfuerzos
pudo regresar a Puerto del Principie.
No
existen pruebas de que aquí haya llevado una vida licenciosa como
comentan algunos, pero si parece que el luto que le debía al esposo
no fue muy riguroso.
Hay
en esta historia algunas cuestiones oscuras, por ejemplo, existe un
documento de 1852 por el cual Joaquín de Moya Suñé le otorga una
herencia a Dolores y a una hija de esta que a la vez es su ahijada.
¿Quién es esta persona y porqué deja herencia a Dolores y a su
hija?,
¿De
quien es esta hija que de seguro no lo fue del oficial español, será
acaso hija del barbero Juan de Moya quien cuando Dolores quedó
literalmente en la miseria y fue a vivir con su hija en una casa de
la calle del Cristo. les amparó y cubrió sus necesidades?
Finalmente
en 1862 durante una feroz epidemia de viruela que azoto la ciudad,
Dolores fue una de las miles de víctimas de esa enfermedad. Estuvo
ingresada en el Hospital de Mujeres de Nuestra Señora del Carmen,
donde ejercía como médico el poeta – barbero, y que resultó uno
de los héroes anónimos de aquella lucha contra aquella enfermedad.
Fue
precisamente Juan de Moya quien cuido a Dolores hasta su muerte lo
que sucedió cuando ella tendría apenas 30 años de edad. El fue el
único que le acompaño al cementerio.
Luego
Moya redacto unos versos, los escribió sobre una tabla que coloco
junto a la tumba. En 1933 el alcalde de la ciudad, Pedro García
Agrenot mandó a construir un pequeño obelisco allí donde se dice
enterrada Dolores e hizo esculpir en mármol la poesía y ordeno
mantener flores todos los días sobre la lápida, costumbre que ha
sobrevivido por más de 80 años.
Hasta
aquí la historia aparentemente oficial.
La
leyenda
La
leyenda surge de esta historia cuando muchas paginas fueron voladas
por el viento de los años. Unas se perdieron y otras el pueblo dio
diferentes versiones, porque lo cierto es que;
--En
la iglesia del Cristo, que pertenece a la barriada de ese nombre y
que es donde Dolores debió ser bautizada, hay un acta en el libro de
negros, no de mulatos, donde menciona a una tal Dolores Rondón y a
sus padres, dos negros libertos.
--No
existe documento alguno que relacione al catalán Rans con la familia
Rondón.
--No
aparece el documento del matrimonio de Dolores con el militar
español, cosa que debió ser connotada en la época, por lo que
parece que ese matrimonio no existió y mucho menos que ella viajara
a España.
--No
se sabe si Dolores tuvo hijos, porque el documento de la herencia que
deja Joaquín Moya se encuentra a nombre de Dolores Rendón, no
Rondón, pero además nunca volvió a saberse de aquella niña. ¿Se
tratan de dos personas distintas?.
--No
es seguro que haya muerto en la epidemia de aquellos años, pues el
acta de defunción no se ha hallado hasta ahora. Solo aparece una
persona con el nombre de Dolores Rondón en el libro de defunciones
de blancos. ¿Quien es esta Dolores Rondón blanca de la que no
existen otros datos?.
--Es
seguro que de haber muerto durante la epidemia su cadáver , y como
sucedía en estos casos, era enterrado en fosa común a fin de
impedir la propagación del mal, por lo que nunca se ha sabido donde
fue enterrada en realidad.
--La
tabla con la poesía supuestamente escrita por el barbero Juan
apareció un día en la puerta del cementerio y luego comenzó a
rodar de uno a otro lugar hasta que fue guardada, cosa que conoció
el alcalde García Agrenot quien tuvo la buena inspiración de
preservar esa historia.
--Lo
que se conoce como la tumba de Dolores Rondón no guarda cadáver
alguno, consiste solo en un obelisco levantado a su memoria y a la
leyenda que se comenzó a tejer en torno a esta mujer.
--Y
finalmente, de todos los personajes de esta historia el único que
existió en realidad fue el barbero Juan de Moya, desdichadamente
muerto en la manigua durante la guerra de independencia del 1868
Por
eso ¿Existió en realidad Dolores Rondón, de qué historia salio la
leyenda?. ¿De verdad aquí Dolores Rondón finalizo su carrera?.
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