La historia camagüeyana del niño que orina.



El Manneken Pis (niño que mea) es una estatua de bronce de 61 centímetros situada en el centro histórico de Brucelas, Bélgica. Representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente. Este es uno de los símbolos de la ciudad y una de sus atracciones turísticas principales, simbolizando el espíritu independiente de sus habitantes.

Había ya una estatua parecida de piedra a mediados del siglo XV que fue robada en varias ocasiones. En 1616 fue reemplazada por una estatuilla de bronce situada sobre una columna de seis pies siendo sustituida por el actual nicho en 1770. La estatua actual es una reproducción de la original, que unos vándalos robaron allá por los años 1960 siendo objeto de noticias de prensa que contribuyeron a dar a la estatua y al monumento cierta fama internacional. Recuperado algún tiempo después el original se depositó junto a otra copia de bronce dorado del siglo XVII en el Musée de la Ville de Brucelas.
Tras esta estatua, existen varias leyendas, pero la más conocida cuenta que un rico comerciante que visitaba la ciudad con su familia perdió a su hijo pequeño y se organizaron grupos de búsqueda. El niño fue encontrado riendo y orinando en un pequeño jardín, por lo que el padre decidió ayudar a la construcción de una fuente. Una fuente que tiene a su hijo orinando en la parte superior.

 
El manneken en Camagüey
Sobre el 1920 el acaudalado notario y hacendado camagüeyano Juan Bilbao Batista obtuvo en Bélgica una réplica de la estatuilla y la trasladó como pieza curiosa más que histórica al jardín de su vivienda en la calle 17, Vedado, La Habana, a poco, la hizo llevar a la casona colonial de su finca Ingenio Chiquito, situada al oeste y a poca distancia de la ciudad de Camagüey,
Al concluir en 1946 las obras de remodelación del actual edificio de la selecta Sociedad Liceo, Bilbao Batista donó la figura para la fuente construida en el patio central de la sociedad que albergó a lo más selecto de la burguesía lugareña. Luego del Triunfo de la Revolución, se estableció allí el Consejo Provincial de Cultura, y a partir del 1 de junio de 1963 la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella.
Equivocados conceptos moralistas de la etapa e ignorando el valor de la pequeña estatuilla que adornaba el interior de la biblioteca, funcionarios de Cultura decidieron retirarla y enviarla a los almacenes del Sector Provincial de Comunales, situados entonces al final de la calle Maximiliano Ramos, hasta que en 1977 con la remodelación del teatro Principal la figura fue colocada en la plazoleta situada ante el coliseo.
Sin embargo años más tarde se quitó de ese sitio al remozarse la plaza, colocando en su lugar una escultura dedicada a Talia, musa de la comedia y la poesía pastoril, protectora del teatro, que es la que en la actualidad se encuentra en ese sitio.
El Manneken fue a dar con una montaña de escombros a un callejón lateral del teatro donde un buen día lo encontró Leonardo Pareta, taxidermista del Museo Provincial Ignacio Agramonte quien conocedor del valor de la pieza lo comunicó al entonces Director del Museo, Regino Avilés y entre los dos hicieron gestiones para obtener la figura y colocarla de alguna manera en el patio del museo camagüeyano.
 Sin embargo, la Dirección Nacional de Museos no aceptó que ésta estatua, en pose tan impúdica y descarada adornara el patio del Museo Agramonte. A pesar de eso Avilés decidió construir una fuente y en un extremo del jardín colocar la figurilla, la que desde entonces ha devenido en patrimonio de la cultura cubana. situándose entre las piezas más admirada por los miles de visitantes que recibe esa instalación
Como dato curioso debemos señalar que en una ceremonia celebrada en la Alcaldía de Bruselas y presidida por la Orden de los Amigos del Manneken Pis, el 25 de julio de 1992, la Embajadora de Cuba en Bélgica, Mirtha Hormilla Castro, hizo entrega de un traje de Elpidio Valdés a la estatua, la que fue vestida con ese atuendo mambí. La tradición de vestirlo en fechas especiales con diferentes motivos se inicia en 1698, cuando el emperador Maximiliano Enmanuel cubrió la estatua con una túnica, iniciando así una costumbre que cuenta con 312 años. Desde entonces Manneken Pis ha sido ataviado con más de 800 trajes, cuya colección completa se conserva en la Maison du Roi (Casa del Rey, en francés).

2 comentarios:

  1. muy interesante el artículo, maestro, cada vez que lo leo quedo gratificado, más allá de la S que no tiene tanta importancia, son gajes del oficio. Saludos desde Argentina

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