Mi Juan Perillán



Las críticas que por su música y los estilos de sus bailes hacen algunos a la juventud de cada época, no es cosa nueva.


Debió suceder cuando el areito cambió de tono y se convirtió en minúe acompasado y desde allí al vals, al danzón, al bolero, al pilón, al patacón pisao y así hasta lo infinito. Y aunque que existen ritmos que duran más que otros, siempre, como toda moda, son efímeros aunque en un tiempo hayan “arrebatado” Por ejemplo.vamos a ver, ¿quién se acuerda ya de la zardana, la mazurca, o del mozambique, o del botecito, o del pilón, y qué me dicen de la múcara?
Es verdad que hay mucho de esa música que aun suena, pero ya forma parte de extrañamientos musicales.

El vuelo de Barberán y Collar, ¿Una leyenda?




 
 Ochenta años se cumplieron el pasado 11 de junio del raid aéreo transocéanico Sevilla, España - Camaüey, Cuba. A la media tarde de ese dia, luego de 40 horas de vuelo la nave aérea Cuatro Vientos culminó la primera etapa de su programa que le llevaría  hacia México. Esa historia no pudo concluir pues el avión con sus tripulantes desapareció cuando presumiblemente cayeron al mar. 

Muchas hipótesis se tejieron en torno al drama,  pero ninguna ofrecía una explicación lógica al sucesos, debieron de pasar muchos años para que finalmente el misterio comenzara a ser develado, y aun ahora, luego de investigaciones y declaraciones puede decirse la última palabra.

La primera mujer gobernadora en América




La Giraldilla, situada en lo alto de la fortaleza de La Cabaña, a la entrada de la bahía de La Habana, mira hacia el mar, como contaban que a diario hacía Doña Isabel a la espera del marido que había emprendido una aventura extraordinaria de la que nunca habría de regresar.

Aunque descendiente por línea materna de un gran linaje —sobrina de aquella marquesa de Moya que protegió a Colón y que sólo cedía en alcurnia a la reina de Castilla— Isabel, como tantas otras personas de su tiempo, se vio arrastrada y transformada por ese Nuevo Mundo que, de repente, había aparecido más allá del océano.

La transformación empezaría por su propia identidad. En puridad debió llamarse Inés Arias, hija que era del terrible Pedro Arias Dávila—más conocido por Pedrarias— aquel hombre de hierro que conquistó el Darién, cruel por igual con indígenas y españoles, y a cuyas órdenes pelearon caudillos tan famosos como Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa y Hernando de Soto, Inés Isabel, que era una Bobadilla por parte de su madre, se casaría con este último, a pesar de que venía de la pobreza y de la plebellez.