Denunciados ayer numerosos hechos contra la paz ciudadana

Camagüey, 24 de marzo del 1951;  Ante el carpeta de la Primera Estación de la Policía compareció  anoche el ciudadano Bartolomé Zaragoza, blanco, español, de 23 años de edad y vecino del bar El Santo, situado en República 149, acusando al que dijo llamarse Juan Cambrera, negro, soltero, como de 48 años, natural de Camagüey, porque en unión de una mujer que solo conoce por el mote de “Boca é pomo”, quien acostumbra a merodear por el lugar, penetraron en el inodoro del bar para hacer actos deshonestos, tomándose después 19 gaseosas Pijuan de varias cajas que en ese lugar se encontraban guardadas, y que al ir a reclamarles, estos le agredieron, dándole el tal Cambrera un piñazo, teniendo el joven Bartolomé que refugiarse bajo el mostrador, hasta que llegó la policía atraída por el escándalo, teniendo al agresor, no así a la otra individua, quien se dio a la fuga.

Memorias del Tamarindo

En mi barrio de La Vigía nosotros formábamos como una hermandad. Una cofradía. Una tropa compacta que compartíamos sueños, aventuras, meriendas, estudios y bellaquerías. Pero siempre no se les puede estar pidiendo cosas a muchachos de doce y trece años.

Una vez nos dio por irnos a la charca del río Tamarindo. Ni sé las veces que nos íbamos a ese lugar, por lo general escapados de la escuela, porque bastaba con que a uno de nosotros se nos ocurriera la trastada para escabullirnos del aula, reunirnos en la esquina y salir al galope hacia el río, aunque puede que después vinieran los problemas con nuestros padres y el desespero de aquellos estoicos maestros por devolvernos al buen camino ya que al decir de Concha, todos íbamos a terminar en Torrens por lo menos.

Comerciantes y bomberos

Para reorganizar el Cuerpo de Bomberos en la ciudad de Camagüey, el 5 de julio de 1923 se reunió la Cámara de Comercio, institución creada por comerciantes y pequeños industriales que con algo de espíritu progresista, buscaban mejoras sociales y económicas en la comunidad.

A esta Cámara se debieron algunas obras publicas de importancia, entre estas la reparación de varias calles, atención a la Casa de Socorro y el apoyo a algunos artistas locales.

Ese día se reunieron pues, para tratar el caso de los bomberos, profesión en la que nadie estaba interesado pertenecer, pues el cuerpo que existía apenas si tenia dos o tres hombres que mal se las iban a ver en caso de incendio. Sucedía entonces que desde hacia diez años habían perdido la bomba de vapor y quedaba una sola yegua para tirar del pesado equipo de extinción, esto obligaba a que en caso de fuego, los bomberos prefirieran ir corriendo tras el coche pues de los contrarios el solitario animal no podía llevarlos.

Detenido oficial norteamericano que se hacia pasar por adivinador

Camagüey, 16 de noviembre de 1917; Agente especiales de la policía realizaron ayer en horas de la mañana una redada en la ciudad sobre una serie de personas que, defraudando la confianza ciudadana, se dedicaban desde hacia años al negocio de la adivinación, practicando el espiritismo y estafando con engaños a la ciudadanía

Impuesto de los hechos, el Sr. Alcalde, Don Benito Arteaga Mola, paladín de las causas nobles, ordenó la actuación que llevó tras las rejas a por lo menos medio centenar de individuos de ambos sexos y de todas las razas. Entre ellos al connotado Gran Danny, quien se anunciaba como aquella persona capaz de  incursionar en el pasado de las personas, reconocer el presente y avizorar el futuro, pero acusado ahora de estafa continuada, con consultorio en la calle de General Gómez esquina Bembeta
Una clientela de crédulas personas seguía al Gran Danny, pues este señor, se decía poseedor de los secretos del Paraíso, vendía entre sus adeptos talismanes y resguardos procedentes de las catacumbas romanas del templo de Apolo y de las pirámides mayas; agua bendita del río Jordán y fragmentos de las túnicas de los apóstoles. Había también oraciones para salvar almas, brebajes contra el  mal de ojo, desgracias y salaciones. Y lo mejor, por un módico precio era capaz de establecer comunicación con el alma de alguna persona fallecida, o no importa quien fuera su pariente.

La inauguración del teatro Apolo

Uno de los cines más famosos de nuestra ciudad en todos los tiempos, luego del teatro Principal, lo fue Apolo.  Cuando en 1962 se clausuró, detrás quedaron 53 años de gloriosa existencia aun discutible.  Lo curioso es que luego de esa clausura oficial el edificio del Apolo funcionó por unos pocos años más como heladería, pero sin oportunidad ninguna de continuar con sus bullangueras tertulias y matinées de fin de semana donde se reunía lo mas granado de la muchachada lugareña.

Te contaré que el cine teatro Apolo se inauguró en la noche del domingo 21 de febrero de 1909. A pesar de la lluvia, decenas de personas se agolparon en la calle de República esquina a Finlay, esperando poder entrar al moderno edificio de dos plantas concluido en solo siete meses, propiedad de los empresarios Andréu, Díaz y Estévez. El escenario fue muy amplio, según los requerimientos de la época,  y su embocadura se decoró con arte, luciendo como telón de fondo una hermosa cortina de peluche amarillo con cordones de plata.  El decorado del salón era de tonos blancos, con originales adornos dorados y multitud de lámparas de dos brazos.

¿Y por fin, porque Camagüey es Camagüey?

Puede que no haya algo tan complicado en la historia local como el propio nombre de la ciudad de Camagüey. Eso, sin contar fechas de fundación, trasiegos, encuentros con piratas, convivencia con bucaneros y esa enigmática sinrazón de convertirse de pueblo costero a mediterráneo por el gusto, parece, de encerrarse sobre si misma.

Admiró tanto a Cristóbal Colón la bahía descubierta al poniente de su ruta durante el primer viaje al nuevo mundo que, para distinguirla de otras ya conocidas, la denominó del Príncipe y de paso se la dedicó al hijo de los reyes españoles Fernando e Isabel.

Poco después con la campaña de conquista, las cartas náuticas llevaron a los capitanes de Diego Velázquez a la bahía renombrada, escogiendo como lugar de fundación de alguna aldehuela el árido promontorio de punta del Guincho, porque les pareció bien, como balcón y defensa de ese mar interior.