Entre bares y cantinas

En realidad la ciudad de Camagüey nunca se ha caracterizado por tener numerosos centros nocturnos o cabarets, aunque en los últimos años del siglo XX llegaron a existir algunos de reconocida fama como Ríos Bolos Club, situado en la avenida Finlay, junto al río Hatibonico. Más allá, el Club Caporal 14, que es en lo actual El Pollito. Frente al propio aeropuerto, estaban los más populares cabarets que tenia la ciudad; Aeroclub, Verdun y Marakas.

Centro distinguido de damas y caballeros del Camagüey Tenis Club y el Liceo, resultó El Copacabana, que entró en la historia cuando una noche del 1951 se transmitió en vivo el primer programa de la TV nacional desde la ciudad de Camagüey. Luego, de forma más reciente tuvimos El Salón Rojo, devenido hoy en un humilde centro de elaboración de empañadillas y croquetas; El fabuloso Saramaguacán, por la carretera de Santa Cruz del Sur ocupado luego por el Palacio de Pioneros y El Caribe completan este catálogo de vida nocturna.

Le llevan un saxofón y lo rescata un sargento de la policía

Camagüey, 26 de enero del 1934;  El oficial de carpeta Eliseo Santos Bencomo, de la sección de caballería, ha extendida acta con motivo de una denuncia formulada por el sargento Jacinto Pérez Méndez, de la misma sección en la que hizo constar que un individuo nombrado Herik Hearl, natural de los Estados Unidos y vecino de la quinta El Paraíso, en el barrio de La Yaba, le había informado que hacia días fue objeto de un hurto consistente en un saxofón valorado en cien pesos, sospechando que fuera el autor del hurto un individuo al que solo conoce por el mote de El Gomoso, natural de Panamá, quien por dos ocasiones anteriores le había sustraído el mismo instrumento.

Platillos voladores sobre la ciudad

A la media mañana del 31 de enero del 1950 la radio emisoras de la ciudad de Camagüey interrumpieron sus transmisiones habituales para lanzar flash informativos de última hora; un misterioso disco volador estaba evolucionando a gran altura sobre la ciudad. De inmediato cientos de personas se lanzaron a las calles ocupando plazas, parques, azoteas, tejados, intentando cada cual descubrir la nave, que sin dudas lanzaría un buen ataque atómico por lo menos, al decir de la prensa norteamericana quien nos machaba de aquello de la invasión de marcianos.

Según la prensa local, los héroes fueron el ciudadano Pablo Fonseca, encargado de coches y dormitorios en la terminal de trenes y Armando Soto, más conocido por Misicosa, repartidor de periódicos por esos lares. Ellos dos vieron la nave desde el parque Finlay y dieron la voz de alarma, concentrándose gran cantidad de publico, incluyendo prostitutas de la vecina calle Progreso quienes, como se encontraban en plena labor, muchas de ellas salieron a la calle a medio vestir y la policía hubo de llamar al orden.

Un singular duelo radial

Allá por los inicios de la radio en Camagüey, las cosas eran muy difíciles, en oportunidades locutores y artistas tenían que inventar sobre la marcha elementos que dieran emoción a los radioescuchas.

Las pequeñas emisoras entonces existentes apenas si tenían técnicas adecuadas, conocimiento o recursos mínimos. De los efectos de sónico, por ejemplo, se sabía poco y cada cual improvisaba a su manera. A principios de la década de 1940 daban sus primeros pasos en la radio dos jóvenes camagüeyanos que andando el tiempo devinieron en maestros de la profesión, nos referimos a Deogracia (Nino) Moncada Fonte y Roberto Canela cuya popularidad desde entonces comenzó a crecer. Con los años Nino hizo historia en la radio lugareña y Canela se consolidó su prestigio en las emisoras nacionales desde La Habana.