El revuelo de los Rayos X en Cuba


En 1895, la prensa habanera dedicaba la mayor parte de su espacio a la guerra que libraban los cubanos contra los españoles para alcanzar su independencia. A finales de ese año, entre los partes y las noticias de la guerra, también dieron a conocer el increíble descubrimiento del científico alemán Conrad Roentgen sobre la propiedad que tenían las radiaciones producidas por el tubo o lámpara de Crookes de “traspasar los cuerpos opacos e iluminar y observar las formas y defectos que hay dentro de ellos”. El sabio también consiguió la forma de retratarlos, pero como desconocía aún su naturaleza  y estaba en fase de experimentación los llamó Rayos X.


Con este extraordinario anuncio algunos cronistas agitaron su imaginación y pregonaban que retratarían los cráneos de los políticos con los Rayos X para descubrir las monstruosidades de sus almas y publicar sus negros e hipócritas pensamientos. Y qué decir de las mujeres, esos rayos podían penetrar sus vestidos,  y descubrir las engañifas que usaban para abultar sus formas. ¡Un verdadero caos! Los hombres públicos rehusaban retratarse y las mujeres se negaban a salir a la calle. 
 
Todas estas maquinaciones de los plumíferos, más las noticias de que una fábrica de textiles ofrecía telas a prueba de estos rayos y de que se había presentado un proyecto de Ley propuesto por los legisladores de Nueva Jersey, en los Estados Unidos, a fin de que se prohibiera el uso en los teatros de gemelos hechos con ese tipo de emanaciones, contribuyeron a la confusión y alarma del público.
Este gran despliegue noticioso fue seguido de la primera demostración de los Rayos X realizada en La Habana, el 17 de agosto de 1896  por Francisco de P. Astudillo, cuando aún no se había cumplido el primer año de su descubrimiento en Alemania.
Astudillo no utilizó ni aparatos ni objetivos fotográficos sino el tubo especial de cristal al vacío llamado Crookes que contiene dos conductores de platino, los cuales, cuando son excitados por una corriente eléctrica de gran potencia, producen unos rayos invisibles a simple vista pero capaces de atravesar cuerpos opacos como el humano, que hace visibles sus huesos y otros órganos. 
Su introducción y las experiencias que obtuvo fueron muy útiles para que una década después, tras grandes perfeccionamientos para su utilización en medicina, se inaugurara en La Habana el primer servicio de Rayos X de Cuba, en el Hospital Reina Mercedes (en 23 y L, donde hoy se encuentra la heladería Coppelia) creado por el medico mambí doctor Francisco Domínguez Roldán.
En cuanto a Francisco de Paula Astudillo y Osote era un hombre culto y curioso que disfrutaba con experimentar con todas las novedades científicas. Fue jefe de los bomberos de La Habana y construyó el monumento, en el cementerio de Colón, a las víctimas de uno de los más trágicos incendios ocurridos en la capital cubana, el de la Ferretería Issasi, el 17 de mayo de 1890. Astudillo escribió el libro titulado El Robespierre cubano y fue también uno de los precursores de la fotografía en colores en Cuba y un excelente fotógrafo.
Jorge Oller
(Cubaperiodistas)

2 comentarios:

  1. Gracias por la información. Excelente.

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  2. muy interesante, habría que preguntarle a los radiólogos actuales si saben el origen del aparato que manejan hoy, con los adelantos del caso.

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