Prohiben en Camagüey camisas de mangas cortas




Entre las cosas que con el tiempo hemos perdido, se encuentra la costumbre de vestir bien; es más, existe una inclinación mundial a la moda del no tener moda ni patrones fijos en el vestir. 

Sucede que cada época tiene su modo y sus formas y por tanto no valen comparaciones ya que con los años, el cambio climático, los códigos morales y las restricciones se perdieron esos hábitos, o al menos se flexibilizaron. 

Soy de los que piensan que en realidad, lo mejor es que cada cual vista como quiera. Con lo que quiere, o con lo que tenga, que eso también influye. 

Pero entonces, con todas estas libertades actuales en el emperifollarnos para salir a la calle ¿Qué haría usted si de momento resulta que el Gobierno le norme esa forma de presentarnos en público?. 


Pues mire, el 9 de octubre de 1905 el Teniente Alcalde primero de la ciudad de Camagüey, Don Antonio de Moya, notificó al cabildo camagüeyano, de un oficio firmado por el señor Gobernador provincial a fin de que se aprobara una ley en que se prohibiera el tránsito por las calles de la ciudad a individuos en camisas de mangas cortas. 

Este caso que parece inverosímil,fue en realidad una cosa muy seria, sujeta incluso a regulaciones y su violadores podían ir a dar ante los Tribunales.
En realidad, una de las herencias del gobierno colonial fue la prerrogativa del Ayuntamiento que le permitía normar la forma de vestir de los vecinos de la ciudad, por lo que debo decirles que Camagüey fue de lo más rancio y conservador que podamos imaginar en estas cosas del vestir. 


Así que con esos antecedentes que ya desde la colonia teníamos, el Ayuntamiento trazó patrones que debían seguirse al pie de la letra o la multa y el calabozo iban por cuenta propia. No se podía circular en camisas de mangas cortas y mucho menos en camisetas, e incluso a personas con camisas de mangas largas, pero sin camiseta. 

Pero eso no es nada. Tampoco las damas podían deambular con faldas más arriba del tobillo o con vestidos de mangas cortas. Señalando además el reglamento que se vería como de irrespeto a la autoridad y a las buenas costumbres de la moral que los hombres no usaran sombrero. 

Por supuesto que hubo sus protestas, pero la policía fue instruida al especto y luego pasó a dar unos cuantos bastonazos. Porque gente irreverente siempre hay, especialmente jóvenes estudiantes atrevidos empeñados en ir contra la educación ciudadana. 

En la Plaza del Gallo, por ejemplo, cuando algunos jóvenes puestos de acuerdo, se quitaron los sacos y quedaron en camisas de mangas cortas, en medio de la calle. Por supuesto que la policía cargó contra ellos y se originó una mediática batalla campal que terminó con algunos en el Hospital Civil y otros detenidos. Las camisas de mangas cortas, por lo menos aquí en Camagüey tuvo sus mártires. 

Lo real fue que a pesar de las ordenanzas nuestra ciudad no admitía imposiciones en la moda.a pesar del que por entonces aquella forma de vestir contravenían las reglas de conducta y cualquier modernismo,se decía entonces, caía en el rango del descaro, en el mal vivir, en el lupanar.
Eso no se detuvo allí porque el 23 del propio mes el Gobernador, que debió tener mala sangre para estas cosas, adicionó a su regulación una clausura que prohibía absolutamente a los dependientes de las tiendas de comercio,
atender a los clientes en mangas de camisa.


¿Usted se imagina en pleno mes de julio o agosto, que para el caso es lo mismo, a un caballero vestido de traje oscuro, con camisas de mangas, chaleco, corbata y bombín y a las mujeres envueltas en tela hasta el cuello, con tres o cuatro enaguas, ropa interior de una sola pieza y por lo general chal o mantillas? 
 
Pues un año después esa disposición debió ser derogada, aunque se mantuvo la obligación de que los hombres, si bien podían transitar con camisas de mangas cortas, estas debían llegar hasta los codos pero, y en eso si se fue determinante, en los lugares público no podían presentarse en camisetas,m que eras una moda exclusivamente masculina entonces y usada de común en los almacenes y las zonas de descarga, así que cuando la fresca prenda comenzó a extenderse, fue prohibida. 


Es de suponer que siempre resulta un poco difícil mover estibas de sacos, cajones y barriles o racimos de plátanos, vestidos con chalecos, camisas de mangas largas y bombines. Claro, por eso hubo sus protestas y conatos de huelga, ya que con ese atuendo no había quien resistiera mucho tiempo y los tabardillos estaban a la orden del día
 
Con el tiempo las aguas tomaron su nivel y llegamos a días como hoy donde en la calle usted puede ver de todo.
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