La llegada del cine sonoro a Camagüey


En fecha tan tardía como en 1929 llegó el cine sonoro a la ciudad de Camagüey, con anterioridad algunos propietarios de salas teatro y cines de cintas silentes se opusieron a esta ”moderna técnica que perturba la tranquilidad ciudadana y lleva implícito el desempleo de los músicos que amenizan las películas y por tanto acarrea la miseria decenas de familias,” dijo entonces la prensa.
Sin embargo, a pesar de estas protestas, el domingo 16 de junio de ese año, bajo un regular chubasco de verano una buena cantidad de personas curiosas ante el nuevo invento, del que solo conocían por referencias periodísticas, asistió al teatro Principal donde se iba a estrenar la anunciada película hablada.
 
En ese entonces las imágenes de la cinta estaban sincronizadas con discos grabados cuyas voces se reproducían por bocinas colocadas en diferentes lugares de la sala. El equipo, perteneciente a la empresa Vitaphone-Movietone, ya se utilizaba en La Habana, pero no en el interior del país.
La película en cuestión fue el film norteamericano “Los pecados de los padres”, también se presentaron algunos cortos musicales, entre estos ¨”Vesti la Giubba” interpretado por el tenor italiano Giovani Masrtinelli, ¨”The Lasvalles”, un duo latino y ¨”The Ingenues” que entonces ersa una famosa banda femenina de jazz
Según la prensa local con esta película Camagüey se colocaba a la altura del progreso mundial, pues incluso al programa asistió el alcalde de la ciudad, su esposa y otras autoridades, civiles, militares y figuras sociales y comerciales que impresionados por el espectáculo elogiaron el progreso alcanzado por la técnica cinematográfica de norteamérica.
A pesar de la alegría de nuestra alta sociedad el acontecimiento, según la prensa, fue cuestionada por “personas retrogradas, clases pobres y obreras ignorantes que marchan en contra de la lógica del futuro”.
En definitiva el cine sonoro se impuso perfeccionando aquel sistema de los discos de acetato, pues no siempre discos y películas coincidían, por lo que en oportunidades la imagen iba por una parte y la voz por otra.

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