A 124 años de la evacuación española de Camagüey.

 

Al amanecer del jueves 24 de noviembre de 1898 las cuatro compañías del batallón de Cazadores de Cadiz no. 22, formó sus soldados y oficiales en el Campo de Marte, inmediato al Casino Campestre, y a las ocho de la mañana luego de una misa de campaña, la tropa con todos sus arreos de guerra, en perfecta formación, cruzó sobre el puente de La Caridad para con su banda de música y banderas desplegadas, tomar por las calles Reina, San Francisco y San Juan hasta la estación del ferrocarril donde un tren les llevaría hacia el puerto de Nuevita y embarcar de regreso a España. Con anterioridad habían evacuado la ciudad fuerzas de caballería, artillería, ingeniería y administración miliar. Los cazadores eran un servicio élite en el Ejército Expedicionario Español en Cuba y se le le destinaba en primera acción a la seguridad y flanqueo de las columnas debido a su instrucción y dinámica sobre el terreno..operando esencialmente en terrenos montañosos. En Francia y en Bélgica los cazadores recibían el nombre de batallones alpinos o batallones de montaña. Este batallón de cazadores fue la ultima fuerza de soldados españoles en decir adiós a Camagüey.

 

Esa misma mañana en hispida pero cortés ceremonia. el teniente coronel Don Cruz González, jefe de las fuerzas españolas y su Estado Mayor, entregaron en el Ayuntamiento la plaza al nuevo alcalde de la ciudad, Don Agustín Hatuey Agürero

Numeroso publico se volcó a las calles para despedir a la tropa que, aunque en derrota, demostraba alegría de salvar la vida en la larga y sangrienta contienda que tocaba a su fin.

Junto con himnos los jóvenes soldados entonaron canciones y coplas a lo largo de su ultimo recorrido por las calles de la ciudad. ¨”Por la patria que dejé, hay de mi;

y pensando en tí, yo viví; y hoy ya loco de alegría; hay madre mía, regreso a ti”
De aquel momento se hizo famosa la siguiente copla; ¨“Ya se van los quintos, madre,/ ya se va mi corazón./Ya se van los que tiraban/ piedrecitas al balcón¨” n

Dicen las crónicas que en la estación de trenes y luego de una de aquellas coplas y a punto de partir el tren luego que la corneta tocó silencio, una voz estentórea irrumpió entre la multitud, y era la de un soldado del Batallón de Cádiz, que asomado hasta medio cuerpo fuera de la ventanilla, agitando en cada mano una alpargata que colocó cuan alto pudo, gritaba: “¡Cubanos, aquí os dejo vuestra tierra ... que no la quiero llevar para la mía!,” mientras sacudía las alpargatas una contra la otra. Pero para esa hora los cubanos aun no sabían si en realidad esta tierra era de ellos pues a las doce de este mismo día el alcalde de la ciudad entregó la plaza al general L.Carpenter, del Ejercito de los Estados Unidos, ,asumiendo este oficial el mando civil y militar de la provincia; de inmediato se izó la bandera norteamericana a la entrada del Ayuntamiento. caomenzaba el primer acto de la intervención yanqui en Camaguey..



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