Gacetillas para el parque Agramonte

 





Cuando sobre las diez de la noche del 24 de febrero de 1777 se derrumbó la torre de la Iglesia Mayor aplastando parte del edificio, lo primero que hizo el alcalde ordinario Don Jacinto Agramonte fue ordenar una investigación pues hacia apenas un mes que la obra se había inaugurado con festejos religiosos y bendiciones. Luego con los escombros hizo rellenar el solar aledaño que a ratos servia como área de ejercicios de la guarnición de la villa.

En realidad para la fecha ya existía este espacio que el Coronel Diego Antonio de Bringas, jefe de la tropa, había tomado como Plaza de Armas en una población, entonces de poco mas de trece mil habitantes

Don Agramonte se preocupó no solo por el daño de la torre, sino por el cementerio aledaño, ubicado al fondo de la iglesia y orillado a la Plaza. En definitiva la nueva torre no estuvo lista hasta 1797 y de los resultados de aquella investigación nada se sabe. El fosal estuvo en ese sitio hasta que en 1813 se inauguro el campo santo junto a la iglesia del Cristo del Buen Viaje.

 

Nuestra La Plaza de Armas fue desde el siglo XVIII Plaza de Marte y cuando en 1812 la monarquía española se enredo en discordias políticas internas aprobando cambios en sus leyes reales la plaza, con tambor batiente y lectura de bando, fue bautizada como Plaza de la Constitución. Este fue el año en que desde el 8 de diciembre hizo acto de presencia en la villa El Espejo,que fue el primer periódico impreso editado en Santa María del Puerto del Príncipe gracias a la diligencia del tipógrafo habanero Mariano Seguí de los OIivos, quien de inmediato, con la cierta¨”benevolencia¨” constitucional del momento, se las dio a escribir criticas sobre el estado de la higiene, el abandono de la Plaza de la Constitución y las negligencias de ediles y otros funcionarios públicos.

Duro poco el impulso, pues dos años después la Constitución fue abolida en España, las libertades reprimidas y la Plaza fue entonces Plaza de la Iglesia Mayor. A El Espejo se le acusó de denigrar la persona del teniente gobernador y como había escrito de nuevo sobre la plaza y el estado de abandono de las calles fue amenazado por “propagar ideas revolucionarias y de deslealtad¨

Seguí se puso a buen recudo, vendió la imprenta y regreso a La Habana.

Cuando en 1820 los constitucionalistas retomaron el mando en las Cortes del reino, nuestro parque fue denominado de nuevo Parque de la Constitución con fiestas por tres días, la inauguración de la primera venduta publica y la realización de algunas obras para mejorar el área, levantándose un obelisco conmemorativo a la Constitución. También se abolió la sana costumbre de azotar como castigo de corrección impuesto por los tribunales a los blancos, (negros y esclavos siguieron en el disfrute de las antiguas leyes) cosa que era atractivo espectáculo en nuestra plaza central dondA las nueve de la mañana del 24 de febrero de 1912, luego de las campanadas de la Iglesia Mayor, Juan Antonio Avilés, el corneta que sirviera a las órdenes de Agramonte, efectuó con el clarín mambí el toque de Atiendan Todos, y a continuación la Banda del Cuartel General de la República, bajo la dirección de José Marín Varona, interpretó los acordes del Himno Nacional. De inmediato, Amalia Simoni, viuda del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz, seguida por su hija Herminia Agramonte, tiró de la cuerda que sostenía la tela de la Enseña Nacional que mantenía cubierta la estatua ecuestre.e para mayor amenidad siempre hubo de inicio una horca en funciones a la vista publica para lo que usted debe imaginar.

Con horca o sin horca en España la Constitución fue otra vez revocada en 1824 y vuelta a comenzar otra vez, En nuestra ciudad se originaron trifulcas entre realistas y constitucionalistas en la Plaza Central con la intervención de lanceros, donde ademas hubo una buena cantidad de heridos y detenidos.

El 16 de marzo de1826 fueron ajusticiados en la Plaza Mayor los patriotas Francisco Agüero y Velasco y Andrés Manuel Leocadio Sánchez, primeros camagüeyanos caídos en el largo martirologio por Ia independencia de Cuba.

La Plaza de la Constitución fue Plaza de Armas hasta que en 1839 al concluir obras de embellecimiento con palmas, laureles de la India y una fuente central, pero sin agua, pasó a nombrarse Plaza del Recreo y a partir de 1845 Plaza de la Reina, en honor a María Cristina de Borbón Dos Cecílias, esposa del rey Fernando VII y regente de la futura reina Isabel II. Por supuesto que azotes y horca no eran compatible con la augusta reina por lo que estos instrumentos de distracción pasaron a la Plaza del Cristo.

Para la década de 1890, se hicieron habituales en la Plaza de La Reina las retretas que cada domingo por la mañana, luego de la misa en la iglesia catedral, ofrecían las bandas de música de los batallones de infantería Zaragoza y Cádiz. 


 

Fue El Lugareño y la prensa de la época los artífices de la modernización que desde mediados del siglo XIX acercaron el Parque Central a su imagen actual a través de campañas para el progreso de la ciudad. Finalmente, en diciembre de 1899, el Ayuntamiento acordó distinguir este atractivo espacio publico como Parque Agramonte/

El 8 de mayo de 1910 la dirección de la Sociedad Popular de Santa Cecilia patrocinó la idea de dotar a la ciudad una estatua al Mayor, seleccionando de entre muchas propuestas la obra del escultor italiano Salvador Boemi, por ser el más hermoso y económico, recomendándose que del proyecto original se eliminaran dos leones que aparecían situados en la base del pedestal y fueran sustituidos por morteros de guerra, por estimarse que ya no existía razón para perpetuar la rendición de aquellos leones que como se sabe representan a la península Ibérica.

La prensa de la época recogió en breve crónica la inauguración del monumento: “A las nueve de la mañana del 24 de febrero de 1912, luego de las campanadas de la Iglesia Mayor, Juan Antonio Avilés, el corneta que sirviera a las órdenes de Agramonte, efectuó con el clarín mambí el toque de Atiendan Todos, y a continuación la Banda del Cuartel General de la República, bajo la dirección de José Marín Varona, interpretó los acordes del Himno Nacional. De inmediato, Amalia Simoni, viuda del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz, seguida por su hija Herminia Agramonte, tiró de la cuerda que sostenía la tela de la Enseña Nacional que mantenía cubierta la estatua ecuestre”.

A propósito, los morteros de guerra para colocar en la base de la estatua de Agramonte nunca llegaron a Cuba, pues de alguna forma se perdieron en el viaje desde Italia a Cuba, y hasta el sol de hoy.

A lo largo del 1900 el Parque Agramonte se convirtió escenario de los mas importantes actos culturales y políticos de la ciudad, resaltado por un entorno de edificios histéricos en la vida publica del Camagüey.

En el año 2000 la Oficina del Historiador de la Ciudad llevó a cabo un proceso de rehabilitación en el mismo, con el objetivo de rescatar, resaltar y preservar los valores que por siglos han identificado a la más céntrica plaza del Camagüey, siendo re inaugurada el 2 de febrero de 2001.

El mismo fue escenario en el año 2009 de la proclamación oficial a una parte del Centro Histórico de nuestra ciudad como Patrimonio Cultural de la Humanidad.



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