Memoria de otros sanjuanes virtuales.


La circunstancia de una volátil pandemia obliga, según informaciones ya publicadas. Tendremos un San Juan virtual, o sea, si al significado de esta palabra en el idioma nos atenemos, sanjuanearemos de modo probable, aparente, imaginario, supuesto, etc. esto es, que si, pero no.
Las medidas de protección están dictadas. Cuba ha aprendido a protegerse en estos meses de suspenso en su lucha contra los demonios del SARS-COV-2. Por supuesto como en las prevenciones sumamos evitar concentraciones publicas y el San Juan, ya se sabe, de aglomeraciones de personas lo que tiene es un mundo, es oportuna esta virtualidad.
 
En realidad no será el primer San Juan sin tocar el suelo. Las crónicas de nuestras populares fiestas anotan mucho más de un San Juan suspendido por diferentes causas, incluyendo epidemias desde el siglo XVII a la fecha
En 1759 con una población de unos doce mil habitantes en la villa y debido a desordenes apenas iniciado el programa sanjuanero, las autoridades debieron sacar una compañía de caballería a la calle para dispersar al publico y dar por concluido el programa con algunos heridos a la cuenta de riña,s tumultuarias y sablazos. Fue al siguiente año cuando se normó la ruta de las cabalgatas, paseos como hoy se les llama, con recorrido desde la iglesia Mayor a la de San Juan de Dios, de esta a San Francisco, luego a La Soledad y finalmente a La Merced donde estuvo la tribuna presidencial con el Teniente Gobernador de la villa Don Martín de Arostegui.
 Señalan crónicas que en 1798 el San Juan fue suspendido a causa de una sublevación de esclavos en torno a la población que causo numerosos incendios y víctimas y no pocos ahorcados en la Plaza de Armas. hoy parque Agramonte. Como en el 1801 apareció en el entorno de Puerto Príncipe el Indio Bravo, un asaltante de caminos con mas fabula que realidad, pero sembrando en alguna forma el terror en las fincas y montes, el San Juan fue suspendido hasta o que a la media noche del 11 de junio de 1803, el indio fue abatido, y el Ayuntamiento autorizó desde ese mismo momento a a aquella hora el inicio del San Juan
En 1835 una epidemia de cólera hizo presencia en la villa originando números muertos, entre ellos el propio teniente gobernador Coronel Don Francisco Sedano. El San Juan por supuesto fue suspendido como también se hizo a lo largo de la guerra de independencia, incluyendo reuniones, ferias y procesiones religiosas.
Por una epidemia de viruelas se suspendió el San Juan de 1888 colapsando los hospitales civiles y militares de la ciudad sin que a las numerosas victimas les valieran oraciones y rogativas
Otro San Juan dejado a medias fue el de ¨la caza del berraco”, ocurrido de 1821. La caza del verraco era una vieja costumbre de estas fiestas que consistía en una reunión de sanjuaneros, disfrazados todos y uno de ellos como verraco, llegaban a una casa y penetraban en ella en tumulto tratando de capturar al verraco, que huidizo como era natural, recorría toda la casa entre gritos y las risas de los demás tomando cuanta comida hallaban en las cazuelas. Aquello desde luego se toleraba por ser costumbre y y por educación camagüeyana de entonces, pero no siempre era del agrado de todos,
El 21 de junio de aquel año al calor del jolgorio del San Juan en pleno festejo recién iniciado un buen vecino de la ciudad, que parece tuvo un mal día, cansado de aquellas gracias, agarro una escopeta y entrando en su casa una turba con el verraco al frente mato a este y a otro individuo del grupo. Hasta allí llegó el San de ese año quedando suspendida aquella peligrosa tradición por considerarse; como decretó el gobernado de la plaza Don Francisco de Paula y Alburquerque;”diversión peligrosa y contraria a la decencia publica y buenas costumbres ”

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