Recuerdos de nuestro parque de Los Chivos

 


En alguna ocasión cuando en grupo de amigos sacamos a la luz recuerdos juveniles, siempre alguien recuerda aquellos piquetes de muchachos que alguna vez nos fugábamos de la escuela para irnos a la poza del Tamarindo, en el río Tínima.

También mencionamos el exclusivo parque de los chivos, emblemático espacio de nuestro reparto Villa Mariana, una popuolsa y pobre comunidad al norte de la ciudad de Camagüey y lugar donde para nosotros, la revuelta muchachada del barrio comenzaban o terminaban las andanzas del grupo. Siempre al llegar ase y en ese punto rememoramos otras historias. 

En realidad el parque de los chivos no fue exclusividad de Villa Mariana, porque cada reparto tuvo el suyo muy particular, así que por La Mosca; en Marquesado, cerca del puente Salvaje; el de Florat que estaba para la vuelta de la loma de La Grulla; en La Caridad, por la calle de Ojo de Agua; el de Simoni a la bajada del puente de San Lázaro. Por eso que parque de los chivos hubo por todas partes.


Mirando bien las cosas lo que se dice un parque, ninguno de esos lugares fue. Pues era solamente eso, un placer abandonado, una plazoleta o un solar. Una especie de tierra de nadie, donde de costumbre se jugaba a la pelota, acampaban los circos faranduleros de temporada o pastaban los chivos y carneros del vecindario.

Con perdón de las actuales series nacionales de pelota, aquellos "piten" que echábamos con un par de guantes, una pelota y un bate  mal torneado, pero que para nosotros era lo mejor, eran históricos. Por supuesto que en más de una oportunidad, o el dueño del bate se iba porque no le dejaban jugar o se perdía la única pelota y se suspendía el juego hasta tanto apareciera la esférica entre las hierbas al otro lado del camino.


Pero nuestro parque de los chivos era especial. Situado en las proximidades de la fábrica de dulces de guayaba Losada, entonces reconocida industria artesanal y del tejar de los Roca, (que es donde hoy se levanta el círculo infantil Domingo López Loyola) por alguna razón un sargento político de la época logró que en el entorno de aquella plazoleta donde convergían varias calles, se construyeran aceras y colocaran tres o cuatro bancos de granito,lo que le daba cierto aire distinguido a aquel rincón arrabalero donde, a pesar de todo, siguieron pastando los chivos y nosotros jugando pelota.

Si tuvo ese intento de área verde algún nombre oficial, no lo recuerdo, pero de hecho fue y es aun para nosotros a pesar de los años, el parque de los chivos.

Por eso cuando no era temporada de pelota ni había circo por los alrededores, continuaba siendo escenario de nuestras tertulias diarias, casi siempre hacia las primeras horas de la noche, donde se comentaba lo mismo de las películas del cine del barrio que de los personajes del entorno. Figuras de la farándula. Letras de canciones. Donde aprendimos a fumar, (¿quíen no?). Lugar donde tuvimos la primera noviecita, porque si algo de buenos recuerdos tuvo ese parque, fueron aquellos amores verdes y tiernos con pepillas que despuntaban.

También algunos fines de semana salíamos de allí rumbo a las matiné bailables en el Club Ferroviario.

A varios de aquel grupo del parque de los chivos de Villa Mariana recuerdo solo por sus apodos o apellidos; Maco, Repello, Ciclón, Eddy, Nené, Tornillo, la hermosa Mary, Zenaida, y a otros que por tenerlos más cerca continuamos juntos, estos son los casos de Fico, devenido luego en ese profesor de locución radiofónica que fue Francisco Rivero, a Hector Echemendía, que entonces era solamente Cusi y ni pensaba en ser formidable actor del teatro y la televisión nacional, y a Roberto Busto, consagrado fotógrafo de fama nacional, quien por años ha estado a cargo de mantener unido en alguna forma aquel grupo. Tarea difícil pues el ventarrón de los años nos ha dispersado a muchos como hojas caídas de un árbol.

A veces nos preguntamos los sobre vivientes, ¿dónde estarán aquellos, qué fue de ellos?
Alguna vez, en todos estos años he pasado por aquel lugar. Me he hecho el propósito de pasar por el parque de los chivos. El parquecillo sigue igual de maltratado. Poco ha cambiado, a no ser que hay otro piquete de pelota correteando bases o empinando barriletes. Menos mal, me digo. Seguimos ahí.

Somos los mismos. Caramba, si aquel se parece a Ciclón y ese negrito es idéntico a Tornillo.

1 comentario:

  1. Muy lindo maestro, me gusta su estilo que tiene mucho en común conmigo, ya que soy del oficio, "recordero", palabra que no existe pero a la que apelo para poneros en la misma fila de escribas cargados de sueños antiguos que siguen pesando. espero un día se pegue una vuelta por mis cosas que están en tantorra.blogspot.com (Corazón Urbano) y juntahistorias.blogspot.com. En el face book con mi nombre, jose lopez. Abrazo.

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