Comerciantes y bomberos

Para reorganizar el Cuerpo de Bomberos en la ciudad de Camagüey, el 5 de julio de 1923 se reunió la Cámara de Comercio, institución creada por comerciantes y pequeños industriales que con algo de espíritu progresista, buscaban mejoras sociales y económicas en la comunidad.

A esta Cámara se debieron algunas obras publicas de importancia, entre estas la reparación de varias calles, atención a la Casa de Socorro y el apoyo a algunos artistas locales.

Ese día se reunieron pues, para tratar el caso de los bomberos, profesión en la que nadie estaba interesado pertenecer, pues el cuerpo que existía apenas si tenia dos o tres hombres que mal se las iban a ver en caso de incendio. Sucedía entonces que desde hacia diez años habían perdido la bomba de vapor y quedaba una sola yegua para tirar del pesado equipo de extinción, esto obligaba a que en caso de fuego, los bomberos prefirieran ir corriendo tras el coche pues de los contrarios el solitario animal no podía llevarlos.

Al cabo se reunió entre los comerciantes un poco de dinero y se crearon dos brigadas; una que haría las veces de Policía y otras de Salubridad. La primera para vigilar el entorno de donde se producían los fuegos a fin de evitar pánicos y robos al descuido y la otra, para la atención de heridos, mujeres desmayadas y viejos con ataques. 

También se le incorporó una banda de música formada por veteranos del Ejercito Libertador. En esta oportunidad, como no existían voluntarios para integrar el cuerpo, los comerciantes acordaron incorporar a estas brigadas a sus empleados, por lo que todos los dependientes de tiendas de comercio, menores de 30 años, pasaban obligatoriamente a convertirse en bomberos de la ciudad de Camagüey, suministrándosele a cada uno, al precio de veinte pesos descontados de su salario, un par de botas, un uniforme, una capa, un casco y un hacha.

Se acordó también ofrecer en horas de la mañana del 10 de octubre de ese mismo año, en el Casino Campestre, una demostración de cómo enfrentar un incendio.

Pues bien, sin mucho entusiasmo, los dependientes de comercio comenzaron los entrenamientos como bomberos, adiestrándose en las ordenes de mando, enchufle de la manguera, auxilio a heridos y lo mejor de todo, como destruir paredes, muebles y muros con las hachas, cosa en la que uno casi siempre se divierte mucho.

Preparada una vieja caseta de madera y guano que existía en el Casino Campestre para ser reducida a cenizas durante las practicas, quiso la suerte que el día anterior cayera un copioso aguacero en la ciudad, por lo que a la hora del fuego bendito la madera no prendió y entonces hubo que estimular la candela con un poco de petróleo.

En realidad no fue un poco de petróleo, pues al prender el fuego aquella cabaña casi hizo explosión y la mitad de los bisoños bomberos salieron chamuscados. La brigada de Salubridad se dio a la media fuga y los que hacían de policías ya no estaban en el lugar.

Tuvieron que ser los viejos bomberos con su yegua y los de la banda de música los que enfrentaran el incendio que por casi nada convierten al Casino Campestre en carbón.

A partir de esa fecha la organización de los bomberos en Camagüey tomo un carácter más serio y profesional. 

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