Reunido
en la finca San Luis a principios de mayo con revolucionarios
procedentes de San Miguel, Guáimaro, Las Minas y Cascorro para
ultimar los detalles del alzamiento contra el gobierno peninsular que
se realizaría en la sabana de Guanamaquilla el 1 de julio, supo
Joaquín de Agüero y Agüero que el Teniente Gobernador de Santa
María del Puerto del Príncipe, Mariscal Lemery había ordenado la
detención de numerosos camagüeyanos al ser descubierto el
movimiento de la la Sociedad Libertadora
Tras
la noticia decidió Agüero trasladar el lugar del alzamiento
inminente hacia un lugar mas apartado al oriente del territorio,
situando su campamento en la Loma de Jacinto, unos siete kilómetros
al norte de Cascorro y próximo al río Las Piedras, pasando luego
hacia la zona del Buen Refugio o Piedra de Juan Sánchez. Sin embargo
ese cambio de planes no llegó a todos los complotados y apercibidos,
los soldados, montaron emboscadas en los caminos a Guanamaquilla
sorprendiendo el 2 de julio al joven Joaquín de Agüero Sánchez,
quien llevaba una carta y una bandera enviada por Ana Josefa Agüero
Perdomo, esposa de Joaquín de Agüero,en la que le decía ”.....me
parece que ninguna ofrenda puede ser mas grata ni mas querida, que la
bandera de nuestra patria, así que con placer indecible la proyecté
y la trabajé ayer. El portador te dirá mi paradero. Deseo que luego
que se hagan fuertes en u punto me mandarán a buscar para tener el
placer de serles útil.”
Denunciado
el nuevo campamento y con noticias de una fuerte batida del ejército
español en la zona, Joaquín de Agüero y sus seguidores se vieron
forzados a trasladarse el 26 de julio hacia los montes de la finca
San Francisco de Jucaral, en el fundo del hato Gracias a Dios y a
unas 4 leguas y media del campamento anterior, lugar donde llegaron
batidos por un temporal de fuertes lluvias según
relata en su diario Adolfo Pierra Agüero,
uno de los revolucionarios en armas.
En
este punto se concentraron las partidas de Fernando de Zayas
Cisneros, Antonio Galibart, Miguel Benavides y Juan Mateo Ponte. Y
aunque Agüero esperaba contar con 400 hombres en realidad solo se le
unieron unos 40 dispuestos a la lucha.
Sobre
este tema el coronel del Ejército Libertador Francisco Arredondo y
Miranda, también periodista e historiador y quien conoció a algunos
de aquellos primeros alzados en armas contra la colonia,publicó
sobre el hecho una crónica en el periódico El Camagüeyano con
fecha el 4 de julio de 1923.
Según
relata Arredondo, fue en San Francisco de Jucaral donde el viernes 4
de julio, frente a la tropa reunida, Joaquín de Agüero dijo que
“Siendo este día aniversario del 4 de julio en 1776, fecha
histórica del pueblo americano en que proclamó ante el mundo de que
de hecho y de derecho deberían ser todos libres e independientes,
deseaba que se conmemorara esta gloriosa fecha declarando y
proclamando la independencia de Cuba. Declarando que desde este día
quedaba extirpada la esclavitud en Cuba”
Ese
mismo día, añade el historiador, ondeó por vez primera en los
campos camagüeyanos la bandera de la estrella solitaria y por la
noche se redactó el acta de independencia.
Desde
San Francisco de Jucaral la tropa marcho luego hacia Las Tunas con
el fin de atacarla en la noche del 6 de julio, sin embargo faltos de
coordinación y con algunas discrepancias internas, las fuerzas
cubanas confundidas en la oscuridad combatieron entre si
dispersándose.
Joaquín
de Agüero quedo solo con 26 hombres acampando en la finca San Carlos
con noticias ciertas de tropas españolas sobre su rastro, sin
embargo a pesar del peligro decidió permanecer allí en espera de
grupos insurrectos procedentes de Nuevitas y Sierra de Cubitas, sin
saber que estos, ante la noticia del fracaso en el asalto a Las
Tunas, se habían desbandado.
Aun
el domingo 13 permanecía Agüero en San Carlos en espera de la
persona que les había llevado hasta allí y que desde hacia muchos
días se había ausentado para ir por víveres a una tienda cercana.
En realidad el traidor les denunció al General Joaquín Manzano,
quien venia desde Santiago de Cuba al mando del un escuadrón de
Lanceros del Rey y un regimiento de infantería de batallón de
Isabel II, Esa misma tarde el campamento, que permanecía sin
vigilancia, fue asaltado por los soldados sin que los
revolucionarios pudieran hacer resistencia.
“Se
vaciló mucho para la defensa, escribió Arredondo Miranda, y a la
voz de Joaquín de Agüero de !A la manigua!, pudieron escapar con él
solo diez, estableciendo desde allí resistencia y conteniendo a la
tropa, pero al cabo solo quedaron con Agüero 5 hombres, uno de ellos
herido que murió al siguiente día.
Perseguidos
de cerca, extenuados, la partida rebelde llegó a la costa
instalándose en una aislada vivienda en Laguna de Guano, cerca de
punta de Ganado, lugar donde fueron rodeados a la una de la mañana
del miércoles 23 de julio entablándose una corta la lucha,
luego de lo cual se rindieron Miguel Castellanos, Fernando de Zayas, Manuel Benavides,
y Adolfo Pìerra, emprendiendo la fuga Agüero y Miguel Betancourt,
herido. Finalmente todos fueron capturados.
Cuarenta
y cinco días después, el martes 12 de agosto de 1851, fueron
fusilados en la sabana de Caridad de Méndez, los principales jefes
de la Junta Revolucionaria de Puerto Príncipe, Joaquín de Agüero,
Fernando de Zayaz, Miguel Benavides y Tomar Betancourt,
Bien
merece la pena para honor de los camagüeyanos mantener una bandera
cubana ondeando eterna en San Francisco de Jucaral, lugar hoy
olvidado y junto a la tumba de cada uno de os héroes que la
enarbolaron en nuestra tierra por vez primera y que murieron por
ella.
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