Durante
la ceremonia con la que en la mañana del domingo 1 de abril de 1908
se inauguró el servicio de tranvías en nuestra ciudad, hubo un
almuerzo homenaje ofrecido por el Ayuntamiento de Camagüey a los
ejecutivos de la Compañía Eléctrica de Puerto Príncipe, entidad a
cargo de la obra, así como a las autoridades civiles y militares,
como entonces era costumbre.
Durante
el acto celebrado en los salones del antiguo Hotel Camagüey,
menudearon los floridos discursos propios de una época de grandes
oradores que hacían de la palabra una profesión singular.
Hablaron
notables figuras de la política criolla de reconocida presencia,
sin embargo hubo entre todos un discurso que ha llegado a nuestros
días y fue el realizado por una persona poco conocida y aún
cuestionada, pero cuya pieza oratoria resultó extraordinaria.