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La historia camagüeyana del niño que orina.
El Manneken Pis (niño que mea) es una estatua de bronce de 61 centímetros situada en el centro histórico de Brucelas, Bélgica. Representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente. Este es uno de los símbolos de la ciudad y una de sus atracciones turísticas principales, simbolizando el espíritu independiente de sus habitantes.
Había ya una estatua parecida de piedra a mediados del siglo XV que fue robada en varias ocasiones. En 1616 fue reemplazada por una estatuilla de bronce situada sobre una columna de seis pies siendo sustituida por el actual nicho en 1770. La estatua actual es una reproducción de la original, que unos vándalos robaron allá por los años 1960 siendo objeto de noticias de prensa que contribuyeron a dar a la estatua y al monumento cierta fama internacional. Recuperado algún tiempo después el original se depositó junto a otra copia de bronce dorado del siglo XVII en el Musée de la Ville de Brucelas.
Tras esta estatua, existen varias leyendas, pero la más conocida cuenta que un rico comerciante que visitaba la ciudad con su familia perdió a su hijo pequeño y se organizaron grupos de búsqueda. El niño fue encontrado riendo y orinando en un pequeño jardín, por lo que el padre decidió ayudar a la construcción de una fuente. Una fuente que tiene a su hijo orinando en la parte superior.
Veredas y caminos para una ciudad
En
una ciudad como la nuestra con cinco siglos de historia, no solo la
arquitectura es parte de su identidad, también hay espacios y
trazos, formas de pensar y actuar que se insertan en el conjunto
patrimonial de determinada generación cualquiera que sea el tiempo
que le tocara vivir.
Punto
de referencia para estas historias son igualmente nuestros barrios y
calles, elementos o sucesos vinculados a la arquitectura y aun a la
sociedad que en ella habitó y dió forma, dejando un trazo
significativo por lo que trascendio o representó.
Tenemos
como ejemplo a la mano la portada de Carrasco, lugar que llegó a
tener cierta fama, pués ya desde el siglo XVII se convirtió en
sinónimo de despilfarro para los habitantes de Santa María del
Puerto del Príncipe.
Curso de verano para graduar esposas
Por
supuesto que el sol de agosto es muy fuerte y ya se sabe,
el calor alcanza nuestro
desespero. Pero bueno, con cada verano
siempre decimos lo mismo; que este año es más
caluroso
que el anterior, que si el cambio climático. Lo cierto es
que el calor resulta agotador.
Y
por eso es que los camagüeyanos tenemos la costumbre de tomar
vacaciones de verano,
especialmente en este mes y ello
aunque sea para ir a sentarnos al Casino Campestre.
¿Sabes
que ahora que hablamos del verano y las vacaciones,
me acordé que leyendo un periódico del año
1950 encontré algo sorprendente; por esa época, durante las
vacaciones muchas instituciones sociales, por ejemplo el Liceo,
el Camagüey Tenis Club, y aun la Benemérita Sociedad
Popular de Santa Cecilia, organizaban para sus miembros unos
cursos de verano dedicados a temas sociales y culturales, pero
también venían a Camagüey para dar esos cursos, extensiones de
escuelas o institutos norteamerican”modo de vida norteamericano“os con diferentes ofertas de
cursillos como por ejemplo, cursos de idiomas .Incluso, en ese
periódico había un anuncio donde te decían que podías aprender
chino en diez lecciones.