Con independencia de la plaza de toros inaugurada en Puerto Príncipe a mediados del siglo XIX e instalada en los alrededores del actual parque Casino Campestre, comenzó a funcionar por temporadas otra plaza construida en un espacio situado por las inmediaciones de la cárcel de la ciudad, próxima a la estación del ferrocarriol, a la que se llamó Plaza de San Juan por estar al final de la calle de ese mismo nombre, hoy Avellaneda.
Esa plaza la hizo construir el comerciante español radicado en la ciudad Antonio Almariza, y se inauguró con una magnifica cartelera taurina el sábado 1ro. De abril de 1893.
La plaza, que era de madera, tenía una gran solidez y contaba con palcos de sol y de sombra, funcionaba solo los fines de semana y sus programas comenzaban desde las dos de la tarde presididos siempre por el comandante militar de la ciudad, quien tenia un palco especial, con la presencia además de una banda de música del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Español.
Según esos programas, el 11 de junio la prensa local anunció las actuación de la Compañía de Actores de Tauromaquia, que fue uno de los mejores espectáculo de ese tipo llegados por entonces a Cuba. En esa oportunidad actuó Don Juan Antonio Jiménez, conocido por “El Mejicano”, que fue la más afamada figura llegada a la ciudad desde que el torero “Juaniqui” capotera en esta plaza.
Las verónicas y muletillas de ese programa se dedicaron al “Trianero”, torero andaluz muerto dos meses antes en esa misma plaza embestido por un bravo toro de los potreros de Jimaguayú.
El entierro de ese joven y popular torero español que por algún tiempo residió en la ciudad, constituyó un gran acontecimiento, pues a las honras fúnebres se sumaron bandas militares de música que ejecutaron durante el cortejo marchas y pasodobles a lo largo del desfile, al que asistieron cientos de personas con marcado sentimiento.
Los más célebres toreros que desfilaron por la Plaza de toros de San Juan fueron, con independencia del ya mencionado “El Mejicano”, “Pollo de Málaga”, “Brazo de hierro”(gran picador) y una vez, de paso hacia Venezuela, “Juaniqui”.
Al estallar la guerra de independencia en 1895 las corridas se fueron espaciando hasta dejar de presentarse. A principios del siglo XX la plaza
Fue demolida y en su lugar se levantaron viviendas y almacenes, adquiriendo esa parte de la ciudad la fisonomía que hoy nos muestra.
Esa fue la ultima plaza de toros en Camagüey, pues aunque hubo otros proyectos, esos no prosperaron.
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