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La onda del trigémino en Cuba



!Hace años en mi término, / me encontraba paralítico,/ y me dijo un hombre místico / que me extirpara el trigémino!.
Suelta la muleta y el bastón,/ y podrás bailar el son.
Suelta la muleta y el bastón. / y podrás bailar el son”.

 Miren, acabo de escuchar una grabación realizada allá por el 1930 e interpretada por el Trío Matamoros. Se trata de El Paralítico, son alegre y pegajoso que ha llegado a nuestros días tan fresco como la primera vez.

"!Suelta la muleta y el bastón/ y podrás bailar el son!"

En verdad que hasta aquel año por lo menos, en Cuba, nada había llamado tanto la atención, luego del cometa  Halley,y La Macorina como aquello de las fantásticas curas realizadas por el médico español Fernando Asuero y Sáenz de Cénzano, nacido en San Sebastián, España, el 29 de mayo de 1887.
Asuero procedía de una ilustre familia de cirujanos en la que destacó especialmente su abuelo,Vicente Asuero y Cortázar, que fue catedrático de Terapéutica General,
Farmacología y Arte de Recetar, y médico personal del rey consorte Francisco de Asís,por lo que no es de extrañar que su nieto Fernando se decantara por esta profesión formándose en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid, primero, y en las de París y Cambridge,después.
 

Se sabe que una de las aficiones más conocidas de este personaje era leer sobre lo que en aquel tiempo se llamaban “ciencias ocultas”. En el libro Las curaciones del doctor Asuero, su autor, José Carlos Vea, asegura que a Asuero “el ocultismo y lo paranormal no le eran ajenos, ya que se interesaba por aquellas cuestiones de difícil
explicación por parte de la ciencia”.

Asimismo, era un apasionado de la cultura china y de sus procedimientos curativos, especialmente de la acupuntura, cuya efectividad comenzaba a ser conocida en Occidente y
que consistía en una complicada teoría encaminada a enriquecer con la sueroterapia, mediante la cual, decía, podían realizarse curas milagrosas a través de un sistema
terapéutico para detectar y combatir enfermedades con solo hacer una pequeña operación en el trigémino, que es un nervio que nace en el cerebelo y tiene distribución oftalmológica y maxilar. 


Cosa simple, se seleccionaba el punto adecuado en el trigémino, se tocaba con un estilete, y ya está. Suena sencillo. pero no lo es porque ese nervio se conforma por fibras que conducen sensaciones en la lengua, piezas dentarias, la conjuntiva del ojo y la parte   superior de la piel y de la mucosa bucal, nariz y senos paranasales.

Y si su fama se hizo universal también recibió criticas universales, como la del literato Ortega y Gasset quien le calificó de "Charlatán irresponsable". Mientras que el médico y escritor Pio Baroja lo trató decurandero”. Por su parte el Premio Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal, lo consideró “Una "vergüenza medieval". El novelista y poeta Ramón María del Valle Inclán lo reputó de "milagrero". 
 
Pero a pesar de esos ataques el mundo asistió impresionado a las curas milagrosas que realizaba este doctor, y según la prensa de la época, muchas personas fueron testigos de paralíticos que volvían a andar, epilépticos que sanaban y dolencias que desaparecían
gracias a la Asueroterapia,

Aun hoy para muchos fue un farsante, pero para otros un hombre adelantado a su tiempo. Aunque tal vez su único "error", fue el no saber explicar científicamente el por
que al tocar "ese" nervio se producía tales curaciones.

Eso debió ser interesante para la medicina, y por lo que sabemos en Cuba tuvo sus seguidores. Toda una novedosa epidemia, En nuestro país se anunciaba, por ejemplo, que además de todo lo anterior curaba el estreñimiento, la sordera, las enfermedades de la piel, el reumatismo, la impotencia sexual. El mal de ojo además de hace caminar a los inválidos, oír a los sordos, ver a los ciegos, recuperar la juventud, el vigor, en fin.

 
Por esa causa Asuero pronto se vio rodeado por una multitud de enfermos de toda condición, Muchos de ellos  desahuciados, pero todos con la esperanza de que se produjera el milagro de la sanación. Sin embargo, y a pesar de esos justos reclamos de los enfermos, jamás atendió a nadie que no pagara altísimas sumas. 

Por ese excesivo lucro, porque científicamente nunca se probó su eficacia y porque se dijo que algunos enfermos ya tratados empeoraron, se le quiso investigar , incluso fue acusado por los familiares de un enfermo muerto a causa de una de esas aplicaciones de el tratamiento.
Asuero visitó Cuba en 1929 y se tomó con tal furor esa moda médica, que no pasaba un día en que no se hablara de eso, presentando la prensa casos de curas increíbles.

El 24 de julio de 1929 el periódico El Camagüeyano publicó que gracias a las diligencias de un político local, un humilde paralítico dejó las muletas y caminó derecho cuando le tocaron el trigémino. Santa Palabra, de inmediato otros políticos siguieron el ejemplo con el fin de agenciarse votos. por eso aquello se convirtió en un negocio, o al menos en una campaña política que cambiaba votos por operaciones “salvadoras”.

Y como todo el mundo quería probar la técnica, hasta se convirtió en muy chic que le tocaran a uno el trigémino. Era como un pasaporte a la posteridad, pues se podía aparecer hasta en la crónica social de las páginas de los diarios. Así que, como aumentaban los casos, aumentaba la sugestión.


Esto se parece mucho a lo que luego sucedió con el vaso de agua de Clavelito.
Finalmente pasó la moda y lo del trigémino se diluyó con el tiro de gracia de la trompetilla criolla, aunque para nuestra suerte y patrimonio musical quedó el aquello inmortalizado por Miguel Matamoros., quien no solo fue un talentoso compositor e innovador musical, sino también un cronista de la época.

!Veinte años en mi término/ me encontraba paralítico/ y me dijo un hombre místico/ que me extirpara el trigémino!
Suelta la muleta y el bastón/ y podrás bailar el son!”


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