El
domingo 26 de julio de 1953 amaneció despejado sobre Camagüey. Hubo
durante la semana alguna tormenta de verano hacia la costa sur pero
para este día la temperatura y el sol regalaban un genuino verano
tropical.
La
noche anterior Luis Pichardo, el jefe de información del periódico
El Camagüeyano, esperó hasta tarde algún cable de la prensa
extranjera sobre la esperada firma del armisticio en la guerra de
Corea para poder cerrar el titular de la primera página, pero en
Pan-mun-jon las partes en conflictos aun necesitaban un poco más de
tiempo.
Avanzada
la madrugada y sin otras noticias relevantes Pichardo avisó a
Arteaga, el jefe de redacción de que cerrara la página y a Eduardo
Adán, a cargo del Fotograbado, que ya no había otra cosa que hacer,
luego bajo al taller para leer la última prueba de la plana que
faltaba por fundir. En la rotativa las tejas de las restantes páginas
se encontraban ensambladas a los cilindros y los maquinistas
esperaban la orden de echarlos a andar.
La
noche no había tenido complicaciones, la ronda de la policía que
subió a la redacción del periódico para echar un vistazo paqueo
la perseguidora junto a la vidriera de apuntaciones en la acera de
enfrente y luego decidieron quedarse un rato en el interior del carro
tirando un “pestañazo”. Esa noche hubo poca cosa en los cuerpos
de guardia del Hospital Civil y Emergencias, un intento de suicidio
con tinta rápida por un mal amor, una bronca entre chulos en el bar
La Jardinera dentro de la zona de tolerancia de la calle Progreso y
para la carpeta de la Segunda Estación de la Policía la ocupación
que se hizo a un ratero autor de varios hurtos de artículos de
joyería barata y la detención de un rescabucheador sorprendido
infraganti. Y por supuesto, la denuncia de una madre desesperada
porque su joven hija de solo 17 años había sido raptada por un tal
“Ojos bellos” del que no conocía sus otras generales y por tanto
teme que a la niña le sucediera alguna desgracia.
La
página social anunciaba la elegante boda a celebrar en La Caridad
entre distinguidas y acaudalas familias, así como las 15 primaveras
de una hermosa figulina, hija del importante comerciante del patio
Casañas del Vals y claro, el viaje de placer que realizaban a Miami
los esposos Lacoste Laverni.
Por
esos días lo noticioso era la huelga con la que los trabajadores
ferroviarios amenazaban en caso de hacerse firme un proyecto de
reducir el pago de las jubilaciones en el sector para resarcir las
pérdidas económicas en la empresa norteamericana. También los
maestros normalistas pronosticaron un paro ante una lluvia de
cesantías anunciadas en el magisterio y el cierre de escuelas.
De
forma escandalosa los cintillos de la prensa daban detalles sobre un
supuesto plan de atentado contra la vida del ex General Genovevo
Pérez Dámera, Jefe del Ejército durante el gobierno del depuesto
presidente Carlos Prío Socarrtás y ahora convertido en feliz
hacendado y propietario de la finca La Larga, en La Vallita,tierras
que según acusaciones había ocupado ejerciendo la fuerza y las
amenazas sobre un grupo de campesinos que hizo desalojar.
En
páginas interiores se daban otros detalles sobre el accidente
automovilístico ocurrido en el crucero de Gaspar, en la Carretera
Central, y que costara la vida a toda la familia Hernández Porro,
siete personas entre padres hijos y sobrinos, propietarios de la
panadería Las Paloma de Castilla y conocido comerciante camagüeyano.
Anunciaba
la prensa el inicio de la selección de 150 niños de los barrios
marginales de la ciudad para un campamento en la playa nuevitera de
Santa Marta, patrocinado por el Ejército y el envío al reclusorio de
menores de Torrens de los hermanos Pablo y Lisandro Angulo, negros y
sin otro apellido, de 12 y 14 años de edad porque su madre no podía
mantenerlos.
Un
comentarista se quejaba del elevado numero de familias durmiendo en
los portales del Museo Agramonte y como un grupo de esas personas
fueron desalojados por la policía de los andenes del ferrocarril.
Dice que la caridad publica debe acudir en ayuda de esas familias y
presenta una foto en la que aparecen tres niños descalzos durmiendo
a la entrada del dispensario antituberculoso.
Otro
periodista se pregunta qué cosa piensa hacer el Gobierno con tanto
desempleado en la ciudad, y exhorta a buscar medios para solucionar,
aunque sea medianamente, esta situación de los sin trabajo, mientras
los barrios insalubres como Llega y Pon, Batista, Vesalles y Callejón
del Guayabo crecen sin cesar
Una
nota medio escondida da cuentas de que, al parecer, la Que bueno.
epidemia de encefalomielitis equina que ha ya cobrado la vida a más
de 20 personas, ha comenzado a ceder pues se reportan menos casos
aunque añade que muchos campesinos pobres protestan porque los
medicamentos para combatir ese mal entre sus equinos y de venta en
algunas farmacias, son demasiado caros para ellos.
Anunció
también la prensa ese día que el lunes 27, a las nueve de la mañana,
sería inaugurado el cine teatro Alkazar en una ceremonia a la que
asistirían las principales autoridades civiles y militares con la
película Los Fusileros de Bengala, una obra maestra de Hollywood
sobre la historia del Ejército Inglés contra los inciviles indúes
alzados en arma contra la ley y el orden.
Afuera,
en la calle solitaria comenzaban a llegar los repartidores de
periódicos situándose al otro lado del mostrador donde se les Que
bueno. despachaba los ejemplares apenas salidos de la impresora. Una
miríada de muchachos desarrapados y bulliciosos escandalizaban y
varios ancianos fueron a sentarse en la acera frente a la puerta del
diario en espera de su turno para comprar los ejemplares que luego
revenderían.
Como
ya era habitual en El Imperial, el café de la esquina, dos o tres
periodistas trasnochados despedían la jornada en torno a una de las
mesas. Desde
allí se sintió el fragor de la inmensa Duplex cuando se puso en
marcha imprimiendo las 16 páginas dominicales, mientras sobre las
viviendas de la ciudad desde la vuelta de los repartos La Norma y La
Zambrana, por el oriente, se levantaba sin neblina un celaje rojizo
anunciando la llegada del nuevo día. Era el 26 de julio de 1953.
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