Ochenta años se cumplieron el pasado 11 de junio del raid aéreo transocéanico Sevilla, España - Camaüey, Cuba. A la media tarde de ese dia, luego de 40 horas de vuelo la nave aérea Cuatro Vientos culminó la primera etapa de su programa que le llevaría hacia México. Esa historia no pudo concluir pues el avión con sus tripulantes desapareció cuando presumiblemente cayeron al mar.
Muchas hipótesis se tejieron en torno al drama, pero ninguna ofrecía una explicación lógica al sucesos, debieron de pasar muchos años para que finalmente el misterio comenzara a ser develado, y aun ahora, luego de investigaciones y declaraciones puede decirse la última palabra.
Tras finalizar la campaña de África,
el gobierno de la II República Española pretendía relanzar las
relaciones con los países que habían sido colonias españolas.
Existía, además, el objetivo técnico de abrir una nueva ruta
comercial aérea entre España y América. De esta manera, surgió la
iniciativa de cruzar sin escalas el Atlántico y entregar un mensaje
del Presidente de la República a las autoridades mexicanas.
El plan de vuelo contemplaba saltar desde Sevilla a Camagüey para, una vez en el Continente Americano, volar desde La Habana hasta México DF El vuelo había despertado una gran expectación y entusiasmo tanto en Cuba como en México, donde 60.000 personas esperaban la culminación de la hazaña.
Casi
80 años después
el profesor e historiador Juan
Manuel Riesgo
eexplico
basándose en los documentos que adquirió al hijastro del Coronel
Francisco
Barberán,
hermano y único heredero de
Mariano
Barberán
que la ruta hacia Méjico D.F. del "Cuatro Vientos", fue
siguiendo la línea del ferrocarril desde Villahermosa, hasta el
Valle de Santo Domingo y por la niebla, acabaron rozando unos árboles
y efectuando un aterrizaje forzoso el 20 de Junio de 1933.
Se
recordaron los múltiples testigos que desde el tren y dos
telegrafistas de la línea vieron al Cuatro Vientos en esta ruta. Así
como el atestado de la policía mexicana sobre el asesinato de
Barberán
y Collar,
que hace suyo el procurador de la República José
Aguilar Maya.
Para tapar el asunto se sobornó al periodista Edmundo
Valades,
haciéndole Subjefe de Prensa del Presidente de la República.
Enrique
Pallares
de la Fundación Aeronáutica de Cataluña, proyectó y comentó el
DVD de un acto celebrado en el Casino Español de Méjico, en el que
el General de División Gregorio
Guerrero
expuso "que
en 1982 localizó e interrogó a Bonifacio Carrera, quien confesó su
crimen".
Que se hizo un informe sobre este asunto, que contó también con el
testimonio del General Mejicano Ramírez
Jáuregui
y
se remitió al Secretario de Defensa General Félix Galván. Pero "la
estrella" en esta ocasión, fue el historiador de Oaxaca Jorge
Mejías Torres,
cuya familia posee desde 1934 una pistola militar española
Gabilondo fabricada en Eibar, con el emblema reglamentario de la
Aviación Española en 1933 y la leyenda "Plus Ultra". Fue
adquirida por un tío suyo al propio Carrera en el poblado de Córdoba
de la Guacamaya, done Carrera por ser el único que tenía banco
cambiaba los billetes que robó a los pilotos españoles.
Finalmente
el Coronel D. Victoriano
Sáez Esteban,
antiguo Subdirector del Museo del Aire, relató cómo en dicho Museo,
Julio
Díaz Ordaz,
dueño de un rancho en las proximidades de donde aterrizó el Cuatro
Vientos, le explicó que vio pasar al "Cuatro Vientos" le
escuchó tomar tierra en un cafetal de muy difícil acceso por
barrancos y ríos y le dijo "si
hubieran caído en mi rancho les habríamos ayudado y curado, pero
para su desgracia fueron a parar a una zona dominada por bandidos y
contrabandistas".
La ciudad de Camagüey, que no olvidó a los héroes hispanos inuguró e 19 de enero de 1941
un obelisco situado en el parque Enrique José Varona. La obra estuvo a cargo de s los escultores locales
Esteban Betancourt Díaz de Rada y Servando Pita Camacho.
En la construcción del mismo se empleó el mármol y el bronce
para esculpir el rostro de ambos pilotos, así como elementos
decorativos alusivos a la hazaña, y debajo una placa con un texto
dedicado a los héroes.
Este obelisco tiene una altura aproximada de cinco metros por lo que se hace fácilmente visible al caminante. A ambos lados de la columna principal se observan los escudos de Sevilla y Camagüey.
Otro
monumento situado en el aeródromo Barberán y Collar, en Alcalá de
Henares, Madrid, España, muestra la hélice de avión y una placa en
la que puede leerse, “Este campo universitario fue el aeródromo de
Alcalá de Henares, ciudad pionera de la aviación española. 1933 n-
1965 En recuerdo 2003 primer centenario mundial de la Aviación.
Asociación de Amigos de la Universidad de Alcalá”
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