Por
su parte las familias con escasos recursos económicos se las
arreglaban, criollos o españoles, con taburetes, mesas y juegos de
sala, cuarto, o comedor de modestos presupuestos, compuesto casi
siempre por dos balances, dos sillones y un sofá con una mesa
central cuando se trataba de juegos de sala, los restantes muebles
eran también muy racionales.
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Mueblerías de la ciudad
El hijo de Martí, un muchacho impetuoso.
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Para
enero de 1893 José Martí recibió en New York una carta remitida
desde Camagüey por Enrique Loynaz del Castillo, joven que en la
guerra del 95 se convertiría en uno de los generales más gallardos
de esa gesta.Junto al pliego le remitía una foto en que aparecían,
en la sabana de Cubitas, jinetes organizados en línea de combate.
Uno de aquellos jinetes era José Francisco Martí Zayas Bazan , que
entonces tenia catorce años.
Ni la
carta ni la foto nunca aparecieron entre los papeles dejados por
Martí a su salida hacia Cuba y de ellas solo queda el testimonio que
escribiera en sus memoria Loynaz del Castillo a la conclusión de la
guerra, página que tituló; “Un memorable paseo a la Sierra de
Cubitas y a las cuevas del mismo nombre” . Que se sepa, es la
única foto que desde Puerto Príncipe recibiera Martí.