Por
su parte las familias con escasos recursos económicos se las
arreglaban, criollos o españoles, con taburetes, mesas y juegos de
sala, cuarto, o comedor de modestos presupuestos, compuesto casi
siempre por dos balances, dos sillones y un sofá con una mesa
central cuando se trataba de juegos de sala, los restantes muebles
eran también muy racionales.
Con
el tiempo y la influencia de la moda, más los abatares políticos
transformó los gustos que la influencia del mercado norteamericano
se encargó de alimentar con estilos diversos donde se acusa una
cierta influencia ecléctica. Los periodos art noveau y art decco
dejó huellas también en el mueblaje de nuestras viviendas cuyos
espacios se fueron reduciendo y hubo que buscar formas de comodidad e
n el interior de las mismas.
Entre
los más antiguos aserraderos del siglo XX se recuerda al Puello,
situado en la avenida al aeropuerto casi frente a la avenida de
Carmona y al aserradero Agramonte, aun en funciones, ubicado al fin
al de la calle Padre Valencia.
Legañoa
estuvo en Palma casi esquina a la actual Ignacio Agramonte y El
Legendario en la esquina de Martí y Sedano, donde hoy se levanta un
Círculo Infantil; Otaola, en la Avenida de Saratoga y el
aserradero de Hermino Rodríguez, en La Zambrana.
Todas
estas instalaciones vendían la madera aserrada a las fábricas de
muebles, aunque hubo aserraderos que tuvieron sus propias mueblerías,
como El Hogar, de Eligio de la Torre, en la calle de Industria.
Mueblerías
de reconocido prestigio fueron la Casa Gúmer, en República 362, que
con dos plantas no solo fue la mayor de todas, sino que también
vendía artículos electrodomésticos.
Otra
popular fue la La Casa Venus, que tenía en la ciudad dos agencias,
una en República 53 y la otra en Independencia 109.
La
Rampa estuvo en General Gómez frente al teatro América y
La Venecia, en Avellaneda frente a la estación de policía. Esta
mueblería vendía muebles de numerosos estilos y por encargo, e
introdujo las ventas a plazos. Por ejemplo, juego de sala con 8
piezas podía ser adquirido por tres pesos de entrada y dos pesos
mensuales.
En
la plaza de San Ramón estuvo la popular mueblería La Mejor, quien
coloco a la venta juegos de cuarto, de sala y de comedor a los
precios más baratos y como La Venecia introdujo los créditos para
facilitar la compra.
El
Umpire radicó en Avellaneda esquina San Martín, donde había estado
un templo bautista, luego de 1959 ese edificio fue frutería,
almacén, depósito de mieles, comedor obrero y finalmente oficinas
de la propia empresa recolectora de miel.
La
Casa Vidal, estuvo en Padre Valencia no. 2 y El Hogar, que contó con
salón de ventas en la calle República casi esquina a San Martín y
talleres en la calle Industria, este establecimiento se especializaba
en muebles para niños.
Gracias por la información! Muy buena, muy interesante, como las mueblerias en Guatemala que ofrecen variedad de estilos y diseños!
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