Lanzar un cubo de agua a
la calle mientras las campanadas de las iglesias marcan las doce de
la noche, o tal vez mirar dentro de una palangana con agua para
escudriñar el futuro, meter dinero en los zapatos o comerse doce
uvas. ¿Puede alguno de nosotros decir cuántos ritos seguimos como
tradición en el tránsito del año viejo al nuevo?.
Para el cubano, las
fiestas navideñas nunca tuvieron “periodo especial”. Aun en las
etapas más difíciles aprendió hacer de tripas corazones y reunido
en familia festejó las renovadas esperanzas de que al año siguiente
las cosas estuvieran mejor.
El cubano siempre cree que al año
siguiente las cosas van a estar mejor. En ninguna otra parte del
mundo usted va a encontrar un país donde la gente saque chistes de
sus desgracias y se ría de sus defectos. Durante la época del
teatro vernáculo se acuñó la frase de que el nuestro era el país
de la ciguaraya. A de ser que por eso creímos que nunca nos íbamos
a hundir. Que la isla era de corcho. Pero cuando casi tocamos fondo
entendimos que de seguir así nos íbamos a bolina.
En todos esos avatares
las fiestas de fin de año, con más o menos connotación religiosa,
siempre estuvieron presente. La gente se las arreglaba de alguna
manera para el pedacito de lechón asado y la yuca con mojo. Si eso
nos falta puede crearse una crisis nacional.
En realidad lo del lechón
asado y la yuca, lo que podemos mejorar con un buen congrí, es un
pretexto. Lo del criollo es reunirse en familia. Decir que parece
mentira que el año se haya ido tan rápido y recordar a quien no
esta. Siempre hay alguien que no esta. O siempre hay una anciana que
asegura que ese va a ser su ultimo fin de año, aunque con esa
cantaleta haya enterrado a media familia.
Por
supuesto que estas formas de hacer son rituales que unen a
generaciones. Nos han servido para preservar tradiciones y
hacernos sentir parte de la comunidad. Sin dudas que todo fin de año
despierta expectativas. Como si abriéramos una nueva puerta. Como si
la vida nos diera otra oportunidad. Y es que todo el mundo se propone
cosas. Salud, dinero, matrimonio, viajes, hijos, estudios, cualquier
cosa con tal de que sea mejorar. Como un reto para mejorarnos a
nosotros mismos.
Por eso hay ritos y sortilegios para espantar la
salación y atraernos las buenas influencias. Eso es tan natural en
todas sociedades que ya se sabe que en la epoca de las cavernas se
adornaban las paredes de las cuevas en determinados periodos del año
para atraerse la buenaventura·
Ahora
le diré que estas fiestas de fin de año se encuentran entre una de
las más antiguas y universales, pues la celebración del año nuevo
nuevo nos la pegaron los vecinos de Babilonia, aquellos promotores de
los servicios comunales a partir de la construcción de sus míticos
jardines colgantes. De eso hace mucho más de cuatro milenios. Por su
parte los egipcios tenían la costumbre, aparte de hacer pirámides,
de celebrar el inicio de las inundaqciones del río Nilo, pues ello
significaba que se iniciaba el ciclo de preparar la tierra para las
siembras.
Como los romanos hacian coincidir esos festejos con la
llegada de la primavera, al emperador Julio Cesar no le gusto eso de
estar regalando flores y coronitas de laurel y decidió trasnferir la
fecha para dedicarla al ambivalente dios Juno, que es el santo patrón
de muchos desvergonzados de hoy en día, pues a Juno se le
personifica con dos caras, una que mira al frente y otra detrás,
significando una al año que llega y otra al que se va.
Con
el tiempo esa costumbre la extendieron los romanos por toda la Europa
conquistada, ofreciendo en sus fiestas higos, miel y dátiles.
También lentejas que, según ellos propiciaba prosperidad
económicas. Eso es mentira porque a pesar de las lentejas el imperio
romano se fue del aire. Nosotros también hemos comido más lenteja
de la que hubiéramos deseado y nada.
Por
otra parte todo el que quiere meterse con la Iglesia comienza
hablando mal de la Edad Media, así que lo primero es decir que ella
quizo oponerse, entre otras cosas, a esa vieja costumbre de las
lentejas. Todo fue en vano, Juno se transformó en San Silvestre
(quién lo diría) y continuó el programa de festejos desde las
navidades al año nuevo.
Entonces organizaron una hermosa leyenda que
incluyó a los tres reyes magos, Belén y la gruta. No me pregunten
como vino a dar aquí Santa Claus y su trineo, a no ser que el
cambio climático haya sido muy acentuado, pues aquella leyenda de
pastores se originó en el desierto de Judea y Papa Noel tránsfugas a
bordo de tineo con nieve en popa y a toda vela.
Finalmente
aquellas fiestas pagas, convertidas en encuentros familiares, se
presentan hoy en días como la expresión de las noches navideñas,
consideradas como un periodo de renovación para mejorar el año
venidero.
Por
supuesto que latinoamerica heredó esa agenda de las costumbres
españolas, que ya las habían adoptado de muy remotos rituales
paganos. Romanos, celtas, godos o visigodos, aunque en algunos
países de Centro América perviven aun antecedentes aborígenes,
allí tiene ustedes los del calendario Maya, al igual que los
pronósticos aztecas o incas de inicio y fin de ciclos astrales.
Pagano
o católico, celta, maya o babilónico, lo cierto es que del balde de
agua para la calle no hay quien nos libre este y todos los otros
años, al igual que la reunión familiar y el brindis a las doce de
la noche y tal vez alguna jovencita, como parte del ritual ante el
nuevo año, se haya puesto esa noche su ropa interior al revés
porque eso, dicen, atrae matrimonio en el año que se inicia. Tal
vez, nadie sabe.
Felicidades a usted y su familia.
ResponderEliminarCon mucho Amor, Paz, Fe y Esperanza.
Asi que lo invito a que lea "Tendremos Paz, Amor, y Fe"en yosoyelpuntocubano.blogspot.com
EduARDO: Tu compañera de la Escuela Profesional de Periodismo "Walfredo Rodríguez Blanca", te felicita de todo corazón. Me encantan tus escritos porque te salen del alma. Gracias por las añoranzas que nos traes. Bertha
ResponderEliminarAmigo, no es la primera vez que lo leo y en esta me alegro de haber abierto internet a pesar de un miércoles donde dura la resaca de tantos brindis y tragos por si caso. Los abrazos de amigos y parientes, y esa reunión que se espera y desespera a la hora de acertar donde y con quienes se espera el fin de año, cosas de cuando la familia se bifurca por sus hijos casados lo que significa otros posibles centros de reunión. Lo que usted dice está planteado con el acento del que sabe observar y sentir lo profundo y aún lo superficial de nuestras humanidades, usted es lo más parecido, intelectualmente hablando, que encuentro en la bloguería, y eso se celebra con un abrazo. Que todo sea en paz y para bien para nuestras tierras, Cuba y Argentina.
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