A pesar de que en 1668
Henri Morgan pegó candela a la villa de Santa María del Puerto
del Príncipe, no parece que en la practica hayan sido muchos los
estragos. Puede que el susto fuera mayor o que el informe a las
Cortes se exagerara en cuanto a los daños. De todas maneras, y
apenas cinco años después, ya la población se había recobrado de
tal forma que, a partir de entonces, consolidó su economía ganadera
y los ingenios azucareros comenzaron a proliferar.
En 1762 fue elegido como
Alcalde Mayor Don Fernando de Agüero y Agüero, capitán de milicias
y criollo enérgico cuya primera disposición fue la de crear un
cuerpo de hombres armados cuya misión consistía, junto a la exigua
tropa que custodiaba a la población, prevenir todo peligro de
invasión por parte de piratas o soldados extranjeros y mantener el
orden.
En dicha milicia debía
prestar servicio todo principeño de 15 años hacia arriba, sin
distinción de títulos, profesión, raza o solvencia económica.
Como iniciativa tal no tenia antecedentes en la isla ello suscitó
el recelo del Gobierno central.