Según el Colegio Nacional de Periodistas,
a finales de 1958 existían en la provincia de Camagüey 99
profesionales de la prensa que cotizaban a la Caja del Retiro
Periodístico. Circulaban 18 periódicos, 13 revistas y existían 11
noticieros en las emisoras de radio.
Con la excepción de El
Camagüeyano, diario de una de
las mas importPor Eduardo Labrada Rodríguezantes empresas periodísticas del país, cuyo director
y propietario era el Dr. Walfredo J. Rodríguez, Representante a la
Cámara y por demás Secretario del Consejo Consultivo del gobierno
de Fulgencio Batista, una buena parte del resto de las publicaciones
eran subsidiadas en alguna forma por partidos políticos,
asociaciones mutualistas y otras giraban en torno a pequeñas
empresas familiares. Un buen número obtenían también cierta
entrada económica a través de suscripciones, sorteos y planes de
regalos que incluían desde una vivienda a un reloj pulsera, así
como becas de estudios, empleos, jabas con comida y billetes de la
Lotería Nacional, Aquello era una fiesta.
Ya podemos suponer que la diversidad e
intereses, mas los atisbo de la prensa amarilla que tomaba cuerpo en
algunas publicaciones locales y la coacción ejercida por la
dictadura a través de represión y censura hacia muy difícil, sino
imposible, la unidad en el periodismo cubano de lo que Camagüey era
espejo.
Ya para este año se había se había
extendido tanto en algunas publicaciones la incitación al juego
publico,
que un corresponsal en Cuba de la prensa española y publicado en
aquel país, aseguró que: “La
prensa cubana tiene jugadores en vez de lectores. La prensa tiene
escaso valor periodístico, ni articulistas ni mejora de servicio
informativo, ni suplementos de fotograbado de alta calidad son
capaces de obtener la circulación que se consigue únicamente con
los sorteos”, Por supuesto que
el comentario hizo que algunos periódicos del país, en especial
aquellos que se sintieron aludidos, reaccionaran con violencia,
cuestionando incluso dicho artículo por su falta de respeto a la
cultura nacional. En Camagüey las opiniones se dividieron pero al
cabo, el influyente .El
Camagüeyano, fue lapidario al
decir que aquel periodista desconocía por completo la forma de ser
del cubano y desplegó la interesante filosofía de que: “Por
supuesto que el cubano defiende los sorteos porque ello significa la
unidad social del país”.
Para los inicios de 1958 periodistas y
locutores, como era tradición en la ciudad, realizaron una función
gratuita en el teatro Guerrero para repartir juguetes entre los niños
de los barrios mas humildes de la ciudad. Esos juguetes fueron
adquiridos con 222 pesos recaudados en el curso del también usual
juego de pelota entre periodistas y locutores donde además se
reunieron otros 50 pesos producto de sorteos de artículos donados
por algunos comerciantes.
Resultaba tan difícil la situación del
sector periodístico que el Colegio Nacional anunció que podrían
pertenecer a la Caja de Beneficencia y Anticipos del sector todos los
profesionales de la prensa que satisficieran la cuota de cinco pesos
correspondientes a los meses de enero y febrero de aquel año. con el
fin e poder ayudar al Seguro Profesional con la entrega de 200 pesos,
por una ocasión, a familiares de periodistas fallecidos. También,
dada la situación de la medicina en esa época, se hicieron
gestiones a fin de obtener dos camas disponibles para los periodistas
en el Hospital Provincial.
Esas gestiones no fructificaron. Incluso,
cuando se paso “cepillo” a varias empresas locales la para
construir una bóveda en el cementerio de Camagüey,
Gustavo Pellón, presidente de los Ferrocarriles Consolidados de
Cuba, quien había aportado 200 pesos para la obra comento irónico;
“Debemos de estar
satisfechos
con el aporte que hemos hecho al
panteón de los periodistas; tengamos en cuenta que
nos ha salido más barato ayudar
a enterrarlos que pagarles o pegarles”
De todas las publicaciones aparecidas en
este periodo, la revista quincenal Superación
Rural, fundada, dirigida y
redactada por el maestro rural en Santa Cruz del Sur, Dr. Marcelo
García Rodríguez, marcó un hito en este periodo. Esta publicación
no solo se dedicó a luchar por mejorar la vida de los maestros
rurales, libró muchas batallas a favor del niño campesino y los
reclamos rurales. Se enfrentó a los latifundistas y criticó a los
funcionarios venales que dejaban sin amparo al campesinado. A finales
del año ya había sido clausurada por incitar al desorden.
Como
la censura de prensa se extendía algunas publicaciones se avocaron a
la quiebra o terminaron por desaparecer. Ante esta situación la
dirección camagüeyana del Colegio de Periodistas, con su Decano al
frente, Antonio Pio Verde Herrero, tuvo la iniciativa de organizar
una comisión para entrevistarse con Batista con el propósito de
solicitar la suspensión de la censura y la oficialización de la
Escuela Profesional de Periodismo. Y aunque la gestión fue muy
divulgada Batista ni siquiera les recibió. ¨El
agua no está para chocolate¨”
dicen que dijo.
Sin embargo, con el fin de captar simpatías
y desdibujar la crítica situación que atravesaba el país, Batista
ordenó a los jefes militares de cada provincia reunirse con la
prensa y tratar de contemporizar. En la ciudad de Camagüey esa
misión le tocó al coronel Aquilino Guerra González, militar de
marcada influencia en la burguesía lugareña, por lo que hubo
brindis y aplausos con miembros de la dirección del Colegio de
Periodistas, Con independencia de su alto cargo militar, Aquilinlo
era a la vez era miembro de la dirección élite del Buró de
Represiones de Actividades Comunistas, BRAC, a cuya cuenta se
sumaron no pocos torturas y asesinatos.
Mientras, con el incremento de la represión
policíaca y las acciones de los grupos de acción del 26 de Julio,
la lucha llego a los talleres y las redacciones de la prensa, así,
un comando revolucionario ocupó la emisora Radio Cadena Agramonte,
situada en el reparto Versalles, donde colocaron y colocan una bomba
que originó cuantiosos daños. La emisora pertenecía a Ricardo
Miranda Cortés, oportunista Senador de la República por el Partido
Auténtico. Alumnos y profesores de la Escuela de Periodismo se
incorporaron al Ejército Rebelde y no pocos talleres tipográficos
se encargaron de imprimir y hacer circular la prensa clandestina.-
La represión contra el sector periodístico
alcanzó incluso publicaciones que hasta hacia poco tiempo se
consideraban imparciales con el gobierno, como en el caso del
periódico El Floridano,
donde el periodista Frank Prendes escribió que: “Un
colapso informativo padecemos, ya que los periodistas están
amordazados” Agregando que con
independencia de que cada cual tenía derecho a tener criterios, esto
a veces se confundía con la libertad de prensa que se disfrutaba y
entonces se caía en el libertinaje. No tardo el jefe de la
guarnición militar del central azucarero Estrella en amenazar al
periodistas con aplicarle un correctivo si continuaba escribiendo
“cascara de piña”, Prendes tuvo que salir el municipio y el
diario fue clausurado .
Apenas apagado el eco de los disparos del
asalto al Palacio Presidencial, el régimen estableció una urgente
suspensión de las garantías con su correspondiente censura de
prensa por otros 45 días. “Para
Asegurar la conservación del orden público, la paz y la
tranquilidad de la población”,
dijo la nota publicada por El
Camagüeyano..
Dada la situación agravada por horas y
ante la sospecha de una inminente huelga general, el 27 de marzo el
coronel Víctor Manuel Dueñas Robert, nuevo jefe del Regimiento 2
Agramonte, remitió a las direcciones periodísticas de la provincia
un documento amenazador para ayudasrles a recordar que; ¶”Los
que propalen de palabra y por escrito, o utilicen cualquier medio de
publicidad o difusión falsos rumores o noticias falsas o
tendenciosas que puedan lesionar la dignidad nacional, o alterar la
paz, la tranquilidad o la confianza pública, o que tienda a
menoscabar la estabilidad de los bienes del estado, la economía, las
finanzas públicas será sancionado con privación de libertad de 1 a
3 años si el hecho no constituye un delito de mayor gravedad, así
como contra los que de una u otra forma favorezcan estos actos
atentativos contra la paz y el normal desenvolvimiento de cualquier
actividad ciudadana”
Para palear en alguna forma la situación
económica dentro del sector, en algunas redacciones se puso de moda
la creación de cooperativas de beneficio de empleados y obreros al
igual que las creadas por asociaciones de repartidores de periódicos.
Estos gremios cobraban una cotización mensual según lo devengado
por el afiliado e incluía como miembros también a sus familiares,
dinero dejado en fondo para ayudas económicas, hopitalizaciones y
entierros.
Ya desde desde octubre con el avance de los
frentes guerrilleros, se incrementó la circulación en Camagüey
del periódico clandestino Sierra
Maestra como “Órgano
Oficial del Movimiento 26 de
Julio,. Sección de Propaganda de Camagüey”.
El impreso fue dirigido por Víctor Olazabal Estornell, quien
escribió bajo el seudónimo de “Pluma
rebelde”,
el jefe de redacción fue Esteban Pino Calvo, que era el secretario
de la Escuela de Periodismo
Enero de 1959 no tardo en anunciar, con loa
llegada de Adelante, una nueva pagina en la historia de la prensa
camagüeyana
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