Sobre
las seis de la mañana el periodista Antonio Piña Varona, reportero
policiaco en la ciudad llamo a Luis Pichardo Loret de Mola, jefe de
información del periódico El Camagüeyano. y pregunto por el
paradero de Walfredo Rodríguez, el director, Luis que apenas había
llegado a su casa luego dejar encaminada la edición del día le dijo
que como era domingo Walfredo estaba para la playa con su familia.
¿Tienes forma de localizarlo?. ¿Qué pasa?. Tengo noticias de un
alzamiento de guardias esta madrugada en Santiago de Cuba. Hay
muertos, dicen. ¿Dónde estas ahora?. Aquí en tu oficina del
periódico. Bien, espérame allí.
Apenas
termino el breve intercambio Pichardo trato de comunicarse con al
coronel Aquilino Guerra, jefe del regimiento 2 Agramonte, pero en la
jefatura le dijeron que el Estado Mayor estaba reunido y de momento
no podían atenderle. Llamo enseguida al teniente Ramiro Aguilar,
ayudante personal del jefe de la policía coronel Rojas Meis, con los
cuales en virtud de la profesión mantenía una amistad de años.
Tengo noticias, le dijo Luis. Si, hay noticias, confirmo el oficial
sin soltar prenda, Espera, que te pongo con el coronel.
Rojas
Meis le confirmo el encuentro armado en el cuartel Moncada y el
estado de sitio decretado en aquella ciudad. Le dijo además que en
Camagüey el ejército y la policía estaban acuartelados y
comenzaban a patrullar las calles. No te puedo decir mas, espera la
nota del Buró de Prensa del Ejército. Te mando escolta para el
periódico.
Pichardo
hizo una tercera llamada. Esta vez a su oficina. y al teléfono le
respondió el propio Piña Varona. ¿Traes el pase para entrar al
cuartel? … bueno, pues vete para allá y no salgas de allí. Me
mantienes comunicado. Voy a mandar a buscar a Walfredo.
Cuando
Pichardo salió de su vivienda, en la calle Padre Valencia casi
esquina San Patricio, apenas a cinco cuadras del periódico, ya
clareaba. E n el camino se cruzo con unos pocos transeúntes
apresurados. En el parquecito de La Merced había detenido un jeep
militar con sus ocupantes en ropa de campaña y ametralladoras
sentados dentro, Del otro lado, frente al Bar Correos extrañamente
solitario a esta hora del café mañanero, una perseguidora y tres o
cuatro policías con armas largas.
Al
subir la escalera del viejo edificio del callejón de Finlay, donde
estaba la redacción y los talleres de El Camagüeyano, saludo a los
dos policías sentados a ambos lados de la puerta. Ya en el salón le
esperaban varios reporteros y fotógrafos, y cada uno con una versión
distinta de los acontecimientos. Le dieron un número telefónico
desde donde Piña le estaría esperando. Llamo. Era el propio
despacho de Aquilino Guerra en el cuartel Agramonte. El periodista
informo que a antes del mediodía Batista hablaría a la nación y
que las garantías estaban suspendidas en el país. Nada que no
supiera el jefe de información pues la radio estaba ofreciendo
noticias. Lo mas importante era que Wilfredo Rodríguez, el director
del periódico, que también era representante a la Cámara por el
partido gobernante, se había entrevistado con el coronel solicitando
informaciones para una edición especial ese mismo día, a lo que
Guerra Romero cauteloso se negó pues no estaba autorizado a ofrecer
información y para esos momentos ni los servicios especiales de
prensa tenían detalles fidedignos de combates, participantes,
muertos y detenidos
Con
la mañana avanzada las emisoras de radio comenzaron a ofrecer flahs
y retransmitir el discurso de Batista dirigido en especial a la tropa
reunida en el campamento militar de Colombia. El Camagüeyano copio
el discurso tecleado por el ruidoso teletipo para insertar con un
largo titulo a dos columnas en la primera página del siguiente día
“Figuran
tres damas de la sociedad habanera entre los detenidos en Santiago de
Cuba por el asalto al cuartel Moncadas el pasado domingo”
“A
todos por igual, buenos o malos hago el llamamiento a la armonía
cubana mediante la moderación del lenguaje mediante la moderación
de los hechos y anuncio que el gobierno será siempre sereno y justo
pero que ha de ser, mas que nunca, enérgico”, declaro ayer el
Presidente de la República”.
“La
Habana, julio 27, Especial. A las once de la mañana de hoy, desde el
polígono de la Ciudad Militar de Colombia, el Señor Presidente de
la República, Mayor General Fulgencio Batista, dirigió una
alocución a las Fuerzas Armadas y al Pueblo de Cuba, que fue
ampliamente radiada por las Emisoras Nacionales y que era
interrumpida en cada párrafo por vítores y aclamaciones que hacían
al Jefe del Estado…..”
En
otra parte de la primera página, a dos columnas y con pase a la
página cinco, se insertó la información que llegó esa noche,
aunque de hecho ya era oficial aun antes de su firma:
“Suspendidas
las garantías por un periodo de 90 días.
“El
Consejo de Ministros reunido en la noche del pasado lunes acordó
suspender las garantías contenidas en los artículo 26 - 27-28 –
29 – 30 – 32 – 33 – 36 - y 71 de la Ley Constitucional
vigente en la República de Cuba…..”
Luego,
satisfecha la dictadura con los resultados del asalto al cuartel
Moncada, comenzaron a llegar informaciones, muchas de las cuales
selecciono El Camagüeyano para su edición del martes 28 de julio de
1953.
“Entre
las intricadas selvas de la zona de la Gran Piedra están batiéndose
aun soldados y civiles.
“Se
ha conocido que en el grupo de los que cayeron abatidos en el asalto
al Cuartel Moncada figuran los estudiantes Luis Santacoloma y Abel
Santamaría.
“De
Baire reportan también nuevos encuentros entre el Ejército y
civiles,
“Santiago
de Cuba, julio 28, (SE) En la finca San Enrique ubicada en la zona de
la Gran Piedra, lugar de difícil acceso por lo intrincado de la
selva y por su altura, fuerzas del Ejército sostuvieron un intenso
tiroteo con fugitivos que tomaron parte en el asalto al cuartel
Moncada el domingo pasado.
“En
ese encuentro resultaron muertos seis civiles mientras el Ejército
confrontaba tres bajas en soldados heridos.
“En
el grupo que huye por esta región esta integrado por unos veinte
hombres según se estiman y están siendo perseguidos muy de cerca
por las fuerzas del gobierno…..”
“Proceden
a tomar impresiones digitales a los cadáveres en presencia de un
magistrado.
“Denuncia
el coronel Río Chaviano gran crueldad de las mujeres que figuraban
como enfermeras de los revolucionarios.
“Aparecen
en Veguita dos cadáveres cuya identidad se desconoce. Se calcula en
más de cien los muertos.
“Santiago
de Cuba, 28 de julio (SE) Los médicos forenses en presencia de un
Magistrado de la Audiencia procedieron a tomar las pruebas de las
impresiones digitales a los cadáveres de los individuos muertos
durante la refriega sangrienta del domingo en el Cuartel Moncada y
sus alrededores y cuya identidad no ha podido aun establecerse.
“Una
de las victimas, es el joven Dr, Mario Muñóz conocido médico de la
ciudad de Matanzas.
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“Califica
el Doctor Carlos Prío de “una tontería” el suceso ocurrido en
Santiago de Cuba.
A
partir de ese martes 28 de julio, las informaciones manipuladas por
la dictadura, se diluyeron en días posteriores entre declaraciones y
posturas políticas de todos los matices inculpándose unos y otros
de la situación del país, mientras el pueblo se desangraba en la
calle. Pocos previeron que a partir del Mocada comenzaba a escribirse
una diferente pagina en la Historia de Cuba.
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