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Vendedores ambulantes y prostitutas en la ciudad



Aunque hoy el tema nos puede parecer extraño, lo cierto es que durante los primeros años del 1900, era el Ayuntamiento quien regulaba en la ciudad el paso de los carretones, los vendedores ambulantes y el ejercicio de la prostitución, imponiendo severas multas a los infractores de esas normas reglamentarias para el buen vivir.
De aquellos años hemos tomado algunos ejemplos que para la historia nos ha dejado en sus páginas la prensa de la época.
El 16 de octubre de 1905 el cabildo de Camagüey dictó una resolución imponiendo que el máximo peso de los carretones tirados por chivos que circulaban por la ciudad fuera de solo cuatro arrobas. Esa medida protegía a esos animalitos de aquellos otros animales en los que a veces se convertía el propietario del carretón, ya que eran notorias las quejas por el maltrato que se cometían con los chivos.

Marti en la cueva del Agua


En una de las Memorias de la Guerra de 1895, Enrique Loynaz del Castillo, sin dudas una de las figuras mas gallardas de la gesta de la independencia cubana, narra una interesante anécdota en la que participó José Francisco Martí Zayas Bazán, residente entonces junto con su madre, Maria del Carmen Zayas Bazan Hidalgo, en la vivienda de sus abuelos maternos en en la ciudad de Santa Maria del Puerto del Príncipe.
Según narra Loynaz, (1) durante las pascuas de 1892 organizó junto a un grupo de jóvenes como él “un memorable paseo a la Sierra de Cubitas y a las cuevas del mismo nombre” para hacer estancia en cualquiera de las haciendas o ingenios azucareros de la región propiedad de familias ilustres.