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El Guayabo




Cuando se va rumbo a la región oriental del país, unos cinco kilómetros después de la entrada para Jimaguayú, muy cerca de la carretera central, se encuentra la comunidad El Guayabo, un pueblito potencialmente ganadero fundado en la década de los 80 y que no sobrepasa los 700 habitantes.
Ese es un asentamiento como tantos de los que nacieron después del triunfo de la Revolución, con calles de tierras zanjadas por las lluvias, casas de piezas de prefabricado alineadas junto al camino, modestos jardines, escuelita rural, bodega, consultorio del médico de la familia y con un círculo social que es el escenario principal y único de fiestas y conmemoraciones, donde habita gente noble y trabajadora.
Fuera tal vez un lugar intrascendente si a la camagüeyanísima Josefina Loret de Mola y a su esposo Arturo Artola Labrada no se les hubiera ocurrido en el año 1944 construir en su finca El Guayabo una fábrica de queso y mantequilla con un tanquezote en forma de bala que incentiva al imaginario popular y es un símbolo del lugar.
Por Yurislenia Pardo Ortega
Foto; Leandro Pérez Pérez


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