Con
este extraordinario anuncio algunos cronistas agitaron su imaginación
y pregonaban que retratarían los cráneos de los políticos con los
Rayos X para descubrir las monstruosidades de sus almas y publicar
sus negros e hipócritas pensamientos. Y qué decir de las mujeres,
esos rayos podían penetrar sus vestidos, y descubrir las
engañifas que usaban para abultar sus formas. ¡Un verdadero caos!
Los hombres públicos rehusaban retratarse y las mujeres se negaban a
salir a la calle.
Todas estas
maquinaciones de los plumíferos, más las noticias de que una
fábrica de textiles ofrecía telas a prueba de estos rayos y de que
se había presentado un proyecto de Ley propuesto por los
legisladores de Nueva Jersey, en los Estados Unidos, a fin de que se
prohibiera el uso en los teatros de gemelos hechos con ese tipo de
emanaciones, contribuyeron a la confusión y alarma del público.
Este gran despliegue
noticioso fue seguido de la primera demostración de los Rayos X
realizada en La Habana, el 17 de agosto de 1896 por Francisco
de P. Astudillo, cuando aún no se había cumplido el primer año de
su descubrimiento en Alemania.
Astudillo no utilizó
ni aparatos ni objetivos fotográficos sino el tubo especial de
cristal al vacío llamado Crookes que contiene dos conductores de
platino, los cuales, cuando son
excitados por una corriente eléctrica de gran potencia, producen
unos rayos invisibles a simple vista pero capaces de atravesar
cuerpos opacos como el humano, que hace visibles sus huesos y otros
órganos.
Su introducción y las experiencias que obtuvo fueron muy
útiles para que una década después, tras grandes
perfeccionamientos para su utilización en medicina, se inaugurara en
La Habana el primer servicio de Rayos X de Cuba, en el Hospital Reina
Mercedes (en 23 y L, donde hoy se encuentra la heladería Coppelia)
creado por el medico mambí doctor Francisco Domínguez Roldán.
En cuanto a Francisco
de Paula Astudillo y Osote era un hombre culto y curioso que
disfrutaba con experimentar con todas las novedades científicas. Fue
jefe de los bomberos de La Habana y construyó el monumento, en el
cementerio de Colón, a las víctimas de uno de los más trágicos
incendios ocurridos en la capital cubana, el de la Ferretería
Issasi, el 17 de mayo de 1890. Astudillo escribió el libro titulado
El Robespierre cubano y fue también uno de los precursores de la
fotografía en colores en Cuba y un excelente fotógrafo.
Jorge
Oller
(Cubaperiodistas)
Gracias por la información. Excelente.
ResponderEliminarmuy interesante, habría que preguntarle a los radiólogos actuales si saben el origen del aparato que manejan hoy, con los adelantos del caso.
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