Por lo general la ciudad de Camagüey disfruta de sus domingos mañaneros. Una tranquilidad bucólica llena de paz las calles solitarias y es tarde que comienza el ajetreo citadino.
Sin embargo no siempre es así. A veces hay ocurrencias que marcan el calendario y los recuerdos. Como por ejemplo lo sucedido el domingo 23 de diciembre de 1951.
Les cuento. Ese día soleado, sobre las 9.55 de la mañana, una camioneta verde, donde viajaban dos hombres, fue interceptado en la calle Avellaneda, entre San Martín y Correa por un auto negro que venia detrás, descargando una ametralladora contra los ocupantes del vehículo que heridos, perdieron la dirección del carro chocando finalmente contra un poste, mientras el otro coche se perdió de vista doblando por la calle de San José.
El atentado fue contra el ex general Genovevo Pérez Dámera, hasta hacia poco Jefe del Estado Mayor del Ejercito Constitucional y el ex Comandante Rafael Trujillo, quien fuera el ayudante personal del alto oficial durante su mando.
Tras la natural conmoción, dada la relevancia de los heridos y la posible complicación política que pudieran tener los hechos, la policía colocó a la ciudad prácticamente en estado de sitio, las entradas y salidas fueron cerradas, las terminales de viajeros custodiadas y sometidas a registro en la calle cuanta persona tuviera siquiera aspecto de sospechoso. El auto desde donde se produjo el atentado fue hallado abandonado en la calle de San José, encontrándose en su interior una ametralladora de mano con dos magazines cargados, una pistola y un sombrero de hombre
Como la destitución del General se vincuilaba, entre otras cosas, a sus relaciones con Policarpo Soler, famoso gánster cuya entrada en el mundo de la política criolla estuvo empedrada de asesinatos y abusos, y era conocido que entrer ambos se habia originado una fricción hacia un os meses, algunos supusieron hallar allí la causa de la agresión. Sin embargo el propio Genovevo exoneró a su amigo, así como a los dos no menos pandilleros El Turquito y ElManquito, de quienes dijo impudicamente que eran sus am igos personales.
El atentado ocurrido en la calle Avellaneda, el único que se originó en nuestra ciudad durante la época dorada del pandillaje criollo y del que la prensa sacó provecho, se diluyó poco a poco, aunque hubo quienes recordaron que la jefatura de Pérez Dámera, coincidió con la conspiración y preparación de la invasión armada a Santo Domingo desde Cayo Confites, punto situado al norte de la provincia de Camagüey, y que enterado el General del movimiento de los revolucionarios, decidió sacar partido, enviando a su ayudante al país caribeño para entrevistarse con el dictador Leónidas Trujillo y revelarle los pormenores de la incursión organizada contra su gobierno. Esa expedición, como se sabe, fue al cabo capturada por la marina dominicana.
Luego el ayudante militar regresó a Santo Domingo para volver a contactar con el sátrapa dominicano y cobrar la delación que se le pagó generosamente, por lo que el atentado vendría a ser una especie de ajuste de cuentas de algunas de las organizaciones involucradas en la expedición. Pero eso nunca ni se supo ni se comprobó.
En definitiva jamás se descubrió la identidad de los autores del atentado, ni las causas ciertas que le dieran origen, pues todo quedó en el capitulo de las especulaciones y como materia prima para el sensacionalismo que la prensa desató durante algunos días en torno a este suceso que sobrecogió a nuestra pacifica ciudad por muchas horas.
Muchos años después en su retiro del exilio, Genovevo no volvió a tocar ese tema ni en el libro de memorias que escribió ni en ningun otro documento. Policarpo Soler fue asesinado en los años del 1960 en Santo Domingo por la policía del dictador Trujillo cuando intentó robarle. Ya para entonces El Turquito y El Manquito habían muerto en encuientros pandilleros
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