Recuerdos de nuestro parque de Los Chivos

 


En alguna ocasión cuando en grupo de amigos sacamos a la luz recuerdos juveniles, siempre alguien recuerda aquellos piquetes de muchachos que alguna vez nos fugábamos de la escuela para irnos a la poza del Tamarindo, en el río Tínima.

También mencionamos el exclusivo parque de los chivos, emblemático espacio de nuestro reparto Villa Mariana, una popuolsa y pobre comunidad al norte de la ciudad de Camagüey y lugar donde para nosotros, la revuelta muchachada del barrio comenzaban o terminaban las andanzas del grupo. Siempre al llegar ase y en ese punto rememoramos otras historias. 

En realidad el parque de los chivos no fue exclusividad de Villa Mariana, porque cada reparto tuvo el suyo muy particular, así que por La Mosca; en Marquesado, cerca del puente Salvaje; el de Florat que estaba para la vuelta de la loma de La Grulla; en La Caridad, por la calle de Ojo de Agua; el de Simoni a la bajada del puente de San Lázaro. Por eso que parque de los chivos hubo por todas partes.

Una fiesta del Guatao a la camagüeyana


 
Muchos pueblos han pasado a la posteridad por haber sido cuna de hombres célebres, o por sus paisajes particulares, porque tuvieron lugar batallas memorables, sucesos artísticos o científicos. Los ejemplos pueden ser infinitos, Troya, Palos de Moguer, Venecia, Normandía, Atenas, Leningrado, Gibraltar.......
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En esa relación criolla no puede faltar El Guatao, pueblito al norte habanero que alcanzó fama de forma peculiar, pues su inscripción en la historia fue avalada por una connotada tángana callejera que a poco la convierte en cenizas.
 
Allí la chispa fue la presencia de la hermosa criolla Fela Cuesta, quien participaba en las fiestas que solía dar en su rancho Mamá Kindimba allá por la medianía del 1890 donde, junto a los músicos, no faltaba el aguardiente de caña. Al fin al celos y pujas por bailar con la Fela generó un día lo que ustedes ya saben. 
 
Luego de los hechos, la propia historia ha ido condimentando la realidad, aunque de todas formas lo cierto es que esa bronca la elevó a la posteridad el choteo criollo con el aquello de "Se acabó como la fiesta del Guatao". Desde allí en lo adelante toda riña tumultuaria se mide con esa misma vara. Con la del Guatao. En Cuba se ha hecho tan popular la expresión, que por lo general la aplicamos a muchos otros sucesos donde por lo menos hemos tenido un conato de galleta.

Camagüey tuvo también alguna vez, a su manera, su Guatao.

Después de fusilado no vale

 
 
Mas que el Ejército en batallas libradas en buena lid, fue la reacción peninsular la causante de numerosas muertes ocurridas en Cuba a lo largo de la Guerra por la Independencia.
No fueron solo los cubanos las víctimas de la represión o ni siquiera los patriotas de otras naciones, incluyendo aquellos españoles que lucharon al lado de nuestro país.

Hubo también mucha maldad que atrapó en su engranaje a españoles fieles a la corona.
Uno de los más famosos casos ocurridos e n Cuba durante esa época tuvo lugar cuando el 28 de abril de 1876 fue fusilado en Camagüey nada menos que el reaccionario capitán de voluntarios y regidor del Ayuntamiento, Don Miguel, Acosta Brañanao, quien para su desgracia fue personaje de muchas fortuna y usurero.


Les diré que Acosta fue fusilado bajo la acusación de colaborar con los insurrectos, delito que entonces y mucho menos después, pudo ser probado. En ultima instancia fue el Teniente Gobernador de Puerto Príncipe, Don Antonio Ampudia, quien determinó se le pasara por las armas sin miramientos de causa.

El escándalo originado por la protesta del Cuerpo de Voluntarios y los comerciantes españoles de la ciudad fue tan sonado que llegó a oídos del Capitán General de la isla, quien dispuso una cuidadosa investigación de los sucesos.

Fue entonces cuando se conoció que el desdichado oficial fusilado, había prestado en reiteradas oportunidades elevadas sumas de dinero no solo al Teniente Gobernador Ampudia, sino también a otros muchos militares y funcionarios influyentes en la ciudad, colocando intereses leoninos y exigiendo la devolución de esa plata

 No tardaron los investigadores en comprobar que aprovechando alguna oportunidad, los deudores se confabularon y levantaron una falsa acusación contra Acosta, quien fue detenido y fusilado precipitadamente.

Por supuesto que aquel hecho le costó el relevo a Ampudia, al igual que los restantes implicados en el crimen, pero por ser todos "personas de bien" fueron designados a otros territorios de ultramar o devueltos España.

Al final fue el Capitán General de la isla de Cuba quien tuvo que sacar la cara y extender excusas a los familiares del fusilado, señalándoles en documento oficial, que ocurrencias como aquellas no volverían a pasar, a la vez que lamentaba la pérdida y pedía disculpas por el error cometido. En verdad esas disculpas de poco valían pues hacia ratos que el oficial estaba muerto y enterrado.

De allí surgió entonces la sentencia camagüeyana que dice "Después de fusilado no se vale", lo que aquí aplicamos cuando se hace referencia a algo que llega con demora o cuando alguna cosa ya no vale la pena.